domingo, 8 de marzo de 2015

PERDIDO EN LA MEMORIA, ¿MALDICIÓN O BENDICIÓN?


Finales del año 1.506 “Por picos, palas y azadones, cien millones de ducados; 200.630 ducados y 9 reales en frailes, monjas y pobres, para que rogasen a Dios… Y cien millones por mi paciencia en escuchar ayer que el Rey pedía cuentas al que le había regalado un reino” Las famosas cuentas del Gran Capitan, D. Gonzalo Fernández de Córdoba dirigidas al rey Fernando el Católico. El Gran Capitán es uno de los grandes personajes de nuestra historia. Soldado leal y valeroso, inspirador en la forma, tácticas y espíritu del ejército que construyó un Imperio. Transformó el ejército de la Edad Media, basado en los Caballeros, en un ejército de infantes, casi rememorando las legiones romanas, en el que el orgullo de cuerpo, movilidad, disciplina, dignidad personal y moral eran la base de su cohesión y funcionamiento. Entre sus muchas hazañas se encuentra la de regalar a su rey el reino de Nápoles frente a uno de los más poderosos ejércitos de la Edad Media, el Francés. Las envidias y los que siempre “malmeten” sembraron la desconfianza en su rey, relegando al olvido a uno de los más esforzados y leales súbditos. Se asentó en su retiro de Loja en el año 1.507 por orden del rey.

“Recuerdos indeseables pueden ser excluidos de la conciencia por un procedimiento denominado represión, pero no sabemos, hasta ahora, cómo es que la represión ocurre en el cerebro” Sigmund Freud. Estudios recientes en neurociencia de las universidades de Stanford y Oregon (M.C. Anderson, K.N. Ochsner y otros) utilizando imágenes de resonancia, han constatado que existe un “proceso activo” en el olvido motivado. El olvido ha sido ampliamente estudiado por la psicología aplicada al ámbito educativo, existiendo numerosas teorías sobre sus causas. Tulving argumentaba que se produce debido a la pérdida de las claves de recuperación, es lo que se conoce como “interferencia retroactiva”. Numerosos estudios han concluido que la memoria es modificable y en ellos se basan las terapias de recuperaciones postraumáticas, como en el caso de víctimas de atentados, incluso hay investigaciones en marcha sobre cómo se pueden eliminar recuerdos químicamente. Se está descubriendo un paralelismo asombroso entre el funcionamiento de las redes sociales y el neuronal, las interconexiones y el debilitamiento de las mismas (Universidad de Basilea). Los diagramas de flujos de las redes (nubes de puntos conectados) son asombrosamente similares a los de transmisión de la información entre neuronas.

Damnatio Memoriae, castigo impuesto por el senado de Roma a un “enemigo de Roma” tras su muerte. El uso de su nombre podía quedar prohibido, se eliminaba todo lo que le recordara (inscripciones de su nombre, estatuas, escritos…) Incluso se aplicó a emperadores. Es un ejemplo antiguo, pero los hay más antiguos de que las sociedades han utilizado el olvido como castigo incluso a alguien ya muerto. Castigo cruel de negación de la existencia que sirve de ejemplo a vivos para evitar que se vuelvan a producir formas de actuación que se consideran dañinas. Recuerda un poco al párrafo anterior, un recuerdo indeseable en el que se borran las claves de recuperación del recuerdo o se modifican. Parece que las redes sociales han estado siempre presentes aunque no existiera internet y hemos funcionado como el cerebro desde que el mundo es mundo.

En nuestra sociedad, en nuestras empresas, incluso en algunas familias, existen personas condenadas a Damnatio Memoriae. El hecho es especialmente doloroso para el condenado si ha sido condenado injustamente, como el Gran Capitán, cuando todos sus sacrificios o logros anteriores no son tenidos en cuenta porque han sido también “olvidados”. Personas relevantes relegadas o expulsadas como El Cid, soldados como los que volvieron de la guerra de Vietnam, los “aparcados” en las empresas víctimas de las guerras de poder, a los que no hablamos y han dejado de existir en nuestras familias. Incluso prohibiéndose que sean nombrados.

Es un castigo. Si el motivo es injusto, hablaremos de la injusticia y cómo ha sido un método a lo largo de la historia de “borrar” hechos y personas como si jamás hubieran existido, desde el exterminio a la ocultación de pruebas. Todo debe caer en el “olvido”, nunca ha existido. Desde el punto de vista psicológico, lo hemos reprimido (ocultado en la memoria, olvidado). Si el castigo es justo, en el sentido de responder a un hecho dañino, ¿es un castigo a utilizar contra esos hechos? Un hecho traumático queda bloqueado como mecanismo de defensa, pero varias teorías psicológicas consideran que queda en el inconsciente y genera otros problemas hasta su resolución. El hecho de que tengamos actos o personajes en la historia que puedan llegar a avergonzarnos o traumatizarnos no significa que deban eliminarse, sino aprender de ellos y sus consecuencias.

Recientes investigaciones realizadas por el neurocientífico Joe Z. Tsien concluyen que el eliminar información antigua de forma selectiva es fundamental para incorporar nueva información, para aprender y que la antigua no interfiera. La selección la realiza nuestro cerebro haciendo un acto de predicción sobre lo que necesitaremos en un futuro y lo que no. El paso de la pérdida de información a la adquisición de la nueva suele generar un periodo de confusión hasta su consolidación. Esta investigación sobre el aprendizaje es igualmente aplicable a nuestra sociedad, a nuestras empresas y por supuesto a nosotros mismos. Toda situación que supone una ruptura con la continuidad, que deja obsoleta una forma de actuación, una teoría, una filosofía, genera un periodo de adaptación a la nueva información a asimilar y al olvido de la anterior. Cambios tecnológicos, ideológicos, etc en la sociedad generan grandes convulsiones. Cambios en la dirección de una empresa con la introducción de nuevas formas de actuación. Incluso a nivel personal, la muerte de un ser querido, supone un periodo de confusión. La muerte de un ser querido no se olvida nunca pero nuestro cerebro sigue con el proceso de aprendizaje, y así, incluso nos sentimos culpables porque poco a poco ya no tenemos tan presente a esa persona o se nos desdibuja su cara, y aunque parezca duro, va dejando sitio a lo nuevo para poder seguir con la vida.

Está de moda el “derecho al olvido”, la sociedad y las bases de datos cada vez olvidan menos. Hemos visto que también es bueno dejar sitio a lo bueno. Nuestros errores permanecen para siempre a la vista de todos y todos cometemos errores. De ellos aprendemos y evolucionamos. El recordar a una persona por lo que hizo hace 20 años puede no decirte nada de lo que es esa persona actualmente, para bien y para mal. La vida te transforma. Pensad si recordásemos nuestros errores de la adolescencia o de otras épocas, si se trajeran constantemente al presente, eso les va a pasar a nuestros hijos. Al igual que existen casos patológicos como la amnesia los hay de personas que recuerdan cada minuto de su vida como si vieran la vida en dos pantallas, en ambos casos la vida es un infierno.

Es justo recordar los logros de todos, especialmente cuando por un mal momento se comete un error. No se puede olvidar una vida de “servicio” y menos aún si ni siquiera ha existido el error. ¿Qué lectura se envía al resto de los esforzados y leales que están bajo nuestro mando? ¿Qué justicia existe en relegar a alguien al olvido y en qué nos beneficia como grupo? Aunque mereciera un castigo. ¿Es justo recordar los errores una y otra vez a pesar de que la persona haya aprendido de ellos y hace tiempo que rectificara? Miraos a vosotros mismos, a vuestros errores y vuestros aciertos, sed capaces de perdonaros y de perdonar, de olvidar y recordar, considerad a los demás y consideraos a vosotros mismos. Si alguna vez os ocurre lo que le ocurrió al Gran Capitán pensad que el mayor reconocimiento a vuestra labor es la vuestra, es saber que siempre hicisteis lo correcto y que si en algo fallasteis, fue por vuestra condición humana y no por la falta de esfuerzo y dedicación. Es muy difícil borrar los grandes actos. Hoy todos saben quien fue el Gran Capitán o el Cid.


Diego Lias

6 comentarios:

  1. magnífico artículo. está de actualidad, sobre todo en los políticos de madrid. se tiran a matar entre ellos con el "todo vale".

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    1. Muchas gracias. Yo creo que está de actualidad desde que el mundo es mundo. Intentar conocer la Historia es importante. Nos empeñamos en cometer lo mismos errores una y otra vez. Las bajezas humanas están todas inventadas, probados sus efectos y conocidas sus consecuencias.

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  2. ¡Cuánto talento se ha perdido por el ostracismo al que se ha sometido a algunos genios!.
    En las empresas, estamos hartos de ver a personas de gran valía, relegadas por sus jefes porque les hacen "sombra". Hay gran cantidad de ejemplos.
    Por el contrario, ha habido grandes empresarios que han ejercido el mecenazgo con empleados de gran potencial, a los que incluso han pagado estudios para su mejor promoción. Estos empleados jamás decepcionaron.

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    1. Gracias por tu aportación positiva al traer buenos ejemplos. A tu afirmación te diría que nosotros mismos somos capaces de cosas grandes y altruistas. También somos capaces, y justo al minuto siguiente, de no hacer las cosas demasiado bien. Lo importante es esforzarse por hacerlas bien, aunque tropecemos. Cada vez que tropezamos en el tema que comentas (el ostracismo), hacemos daño a alguien, y no es necesario ser jefe en una empresa. Pasa en tu vida diaria, con conocidos o amigos.

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  3. Muy bueno tu artículo, Diego.
    En relación con la yuxtaposición de recuerdos en el cerebro, no debemos olvidarnos del "lavado de cerebro" que se practica actualmente, con nuevas técnicas y recursos, condicionando al individuo para el enfoque moral, político o económico, según los intereses de quienes lo practican. Tenemos ejemplos en publicidad de las ideas, que hacen al individuo asumir como propios pensamientos que jamás habrían tenido de no estar mediatizados por informaciones ajenas incluso a su formación moral.

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    1. Muchas gracias. En una charla de Programación Neurolinguística se pregunto si no eran en realidad técnica de manipulación. Contestaron dos cosas: Es una herramienta, se puede usar para el bien (mejorar la comunicación, hacer llegar tu mensaje y que sea mejor entendido) o para el mal (manipular). La otra es que tu puedes engañar, pero la próxima vez tendrás un rechazo (pusieren el caso de un vendedor que consigue una venta utilizando las técnicas y defrauda al cliente. Se engaña una vez, si tienes suficientes conocimientos. La educación, el fomentar el pensamiento, discutir otros puntos de vista, preguntarte por todo como un niño pequeño, cuestionando incluso tus propias ideas, es sin duda el mayor antídoto contra el lavado de cerebro.

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