martes, 17 de noviembre de 2015

Atención, el deseo de existir.


¿En qué se parecen un niño gritando como un poseso, una campaña de posicionamiento SEO, un marido regalando flores a su mujer y un cliente poniendo una demanda? No es un chiste... Quitemos que el niño es un maleducado, el que la campaña SEO pueda ser mejor o peor, que el marido reclame atención para decir “te quiero” o para pedir perdón y que el cliente tenga o no tenga razón (a veces no la tiene); todos están reclamando atención.

La atención es un mecanismo de supervivencia, y no sólo es humano. Animales y hasta insectos centran su “atención” sobre objetos en movimiento brusco por ejemplo. El principal motivo es identificar una amenaza. Si bien es importante el mantener la atención sobre posibles amenazas, más importante es llamar la atención. Desde el mismo momento de nacer, antes incluso de detectar esos posibles peligros, intentamos atraer la atención sobre nosotros. Queremos que nos den de comer, que nos limpien y den confort, pero sobre todo, necesitamos que nos den cariño.



El mundo está lleno de estímulos y aunque somos conscientes de muchos, sólo somos capaces de centrar nuestra atención en unos pocos hechos u objetos, esto es básico para determinar nuestra realidad. En una misma escena varias personas pueden percibir distintas realidades en función de dónde centraron su atención. En esta realidad intentamos destacar para formar parte de la misma.

La atención es por tanto limitada (Amplitud), sujeta a nuestro interés ya que no vivimos igual una amenaza que algo bello. Despierta distintos sentimientos (Intensidad). Cambia con facilidad en unos casos y en otros no, su duración es variable (Desplazamiento) Y lo más importante, es controlable, todo lo anterior se puede regular por la voluntad (Control).

Estas características pueden verse alteradas y controladas por factores externos. Influye la intensidad del estímulo (Más o menos intensidad, más ruido, silencio; de hecho se utiliza para llamar la atención sobre una parte de un discurso, por ejemplo). Incluye el cambio y el contraste (Pasar de hablar con normalidad a marcar con lentitud las palabras, otro ejemplo a nivel de oratoria); también el tamaño (No es lo mismo andar por la calle y encontrarte con una pegatina en una farola para vender algo que ver una inmensa lona colgando de un edificio) La repetición (Si pasa un extraño por delante de ti, no le prestas atención, si pasa diez veces en una hora puede hacer que llames a la policía. Los anuncios son repetitivos) El movimiento (si has estado en el ejército sabes que el mejor camuflaje es el estar inmóvil, pasar inadvertido) Lo comprensible, lo estructurado (un examen limpio y bien estructurado o una presentación empresarial, atrae y mantiene más la atención). La prescripción del grupo (Si alguien conocido nos recomienda la compra de un coche porque ha tenido buenas experiencias, centramos nuestra atención en esa marca o modelo); en esto se basan cada vez más ciertos modelos de negocio, sobre todo por internet, en los cuales, los usuarios valoran y aportan sus comentarios.


También los factores internos influyen en nuestra atención. Así algo que afecta a nuestros sentimientos como la enfermedad de un ser querido, centra toda nuestra atención (Emoción) o si está relacionado con lo que nos importa (el discurso de un político atrae más que el de otro) (Intereses) o estar inmerso en resolver un problema y surge algo en internet que te da una orientación (Curso de tu pensamiento). Tu estado físico es también determinante, el cansancio hace más difícil el centrar y mantener la atención; así, el primer anuncio de una tanda es el más deseado.


El Marketing y la Venta se centran en la atención, en atraer la atención del consumidor. Una vez que se selecciona el público objetivo, se estudian y definen todos estos factores que captan la atención para el grupo (individuos que comparten una serie de características comunes) y se apela a la emoción (sobre todo anuncios en la época de navidad), la repetición (hay productos que los vemos hasta en la sopa), etc. Diréis que es manipulación, y en algún caso puede serlo. Si es manipulación, como decía una amiga blogera, “la mentira no puede mantenerse eternamente, en algún momento se nota” y si no que se lo pregunten a esas parejas que mientras dura el noviazgo todo es perfecto y luego la cosa cambia radicalmente; o cuando vendemos una expectativa comercial y luego no la cumples. La publicidad negativa es mucho peor.


Demos la vuelta y pensemos que somos nosotros los que recabamos la atención. Somos expertos, al principio he comentado que era nuestra primera línea de defensa nada más nacer. ¿Quién no ha utilizado estos factores con distintas técnicas cuando era pequeño, cuando era adolescente, con la novia/o, en el trabajo, con los amigos y conocidos? Lo hacemos constantemente. ¿Cuántas veces, cuando hemos demandado atención y no la hemos conseguido, hemos dicho?: ¡Es que parece que no existo! Y efectivamente, cuando no consigues atención no te encuentras en la realidad que los demás construyen. Tú eres consciente de tu existencia pero los demás no. ¿De qué te sirve tener un producto o servicio genial si nadie sabe que existe? A todos los niveles, y desde que el mundo es mundo, nos estamos “vendiendo”. Intentamos llamar la atención sobre el resto de estímulos para que esa atención se centre en nosotros. Llamadlo Branding, Marca Personal, o como queráis. En parte tu eres el responsable de definir quién eres y cuáles son tus cualidades que quieres destacar. Identificas qué defectos tratas de ocultar, mientras rezas para que no se noten mucho e intentas mejorar. Seleccionas a quién quieres gustar (sobre quién llamar la atención), porque tienes que tener claro que no se puede gustar a todo el mundo. Por último, quieres mantener la atención, haciendo que ese esfuerzo de mantenerla, merezca la pena. Da lo mismo si somos personas o empresas, todos buscamos la atención, el que nos quieran, padres, hijos, parejas, el personal a tu cargo, clientes, bancos,… y todos queremos mantener esa atención porque nos duele que dejen de centrar la atención en nosotros, que nos dejen de querer.


Vayamos un poco más allá. Hemos visto que la atención es un concepto fundamental y primario para nosotros, está incrustado en nuestro ADN, por tanto, su refuerzo es posible que sea el más importante para el ser humano. Centrar la atención es un acto voluntario, centrarla sobre alguien es decir: “En este momento eres lo más importante para mí” Por eso cuando un padre presta atención a una actividad que a lo mejor no tiene un interés por la propia actividad, la tiene porque inciden principalmente características como la Emoción (quieres a tu hijo y quieres que se sienta importante) o el Interés (porque hay pocas cosas que te interesen más). Dejemos aparte los externos como los gritos de ¡Papá! ¡Papá! ¡Mira!...


La forma en la que prestamos atención a los demás es la ESCUCHA. Muchas veces se confunde la atención al cliente con dar servicio. Dar servicio es posterior, antes hay que escuchar, conocerle, saber lo que quiere e incluso anticiparse. Cuando tiene un problema, lo que más reclama es que le escuchen, que entiendan su problema, que empaticen con él. La escucha no es sólo estar callado cuando nos hablan, es conectar con el otro, hacer ver que es importante para ti, que lo que le pasa lo sientes y eres partícipe. He oído a muchas personas decir de grandes personalidades, que cuando hablas con ellos/as te hacen sentir la persona más importante del mundo en ese momento. Estas personas quedan “enamoradas” de la otra persona. ¿Quién no quiere enamorar? ¡Es la máxima atención sobre ti! Esta es la respuesta, la mejor forma es centrar toda tu atención sobre el otro. Que se sienta también importante.


Necesitamos nuestros momentos de gloria, podemos hacer que sean pasajeros, utilizando distintas técnicas. Podemos tirar un petardo y todos volverán la cabeza, pero será un segundo. Escuchad. Escuchad para enamorar, no hay mejor manera de existir. Hasta cuando no existas, seguirás existiendo en la mente de los demás.



Diego Lias 

jueves, 5 de noviembre de 2015

Píldoras de felicidad



¿Has probado a tirarte de una montaña rusa sólo? Yo lo he hecho, no es tan divertido como cuando vas con alguien, y no me refiero a extraños. ¿Te has tirado una segunda vez justo después de la anterior? Yo lo he hecho, me dejó tan sorprendido la sensación de la primera vez que lo intenté una segunda vez (a mí me encantan las montañas rusas).  Dejó de ser divertido.

Cuando era pequeño he de decir que me pegué unos cuantos trompazos haciendo cosas que no debía. ¡Que os lo cuenten algunos de mis primos que eran compañeros de aventuras! Aprendí que todo tiene su riesgo y que el pasártelo bien a veces también duele… ¡Ah! y que el Ángel de la Guarda existe, estoy vivo de milagro.


Como veis no estoy en contra de las píldoras de la felicidad, con efectos inmediatos pero a la vez pasajeros. Una descarga de adrenalina no viene mal de vez en cuando. Hay otras más tranquilas: un concierto (aunque alguno puede ser como la montaña rusa), contemplar algo bello, la lectura de un libro, o un simple chiste.

En enero leí un artículo de Johann Hari periodista Británico. El artículo era un pequeño resumen de su libro recién publicado “Chasing the Scream: The First and Last Days of the War on Drugs” (2015) es un nuevo enfoque sobre el problema de las drogas. La verdad es que el artículo me impresionó y lo guardé. No menciono el artículo porque las drogas sean las píldoras de la felicidad, todo lo contrario. Me llamó la atención un experimento que se hizo hace muchos años en el que se ponía a una rata en una caja con dos pipetas para beber; una con droga y otra no. La rata bebía de la droga hasta morir. Conclusión: probó la droga y la adicción la llevó a consumir hasta su muerte. Años más tarde se hizo otro experimento con el agua y las drogas, pero en vez de una rata y una caja, se hizo una caja enorme con un parque de atracciones para las ratas lleno de ellas (volvemos a la montaña rusa). Aunque probaron agua y drogas, bebieron agua y disfrutaron de la juerga de estar juntos jugando. Sacaron a una y la metieron en la caja aislada. Bebió droga hasta casi morir, la sacaron y la reintegraron con las compañeras. Se recuperó. El artículo habla también de cómo personas que han sido tratadas con heroína en hospitales, cuando terminan el tratamiento siguen su vida y adictos a la heroína de la calle, en periodos similares al tratamiento, son incapaces de dejarla. Además conocemos adicciones que no son físicas, como la ludopatía (no se inyectan cartas en las venas), que generan efectos similares al “enganche” de las drogas. Hari concluye que el desapego, la falta de cariño y de contacto humano hace que se sustituya por el apego a otras cosas, hasta por la adicción al trabajo.


Se habla mucho en la red y fuera de ella de la alta rotación, de las nuevas tipologías de trabajadores dependiendo de cuando nacieron. Se atribuye la alta rotación a la llamada Generación Y o Milenians (los que alcanzaron los 18 en torno al cambio de milenio). Lo que les motiva y demandan para trabajar es: aprender y formación en el trabajo, que se les tenga en cuenta y que la empresa tenga un plan de desarrollo para ellos, que tengan entornos divertidos y que las organizaciones sean más horizontales (cuantos menos jefes tenga por encima mejor), que les digan si están haciendo bien su trabajo, que les hablen con transparencia, no les mientan y expliquen los porqués. ¡Yo me apunto también a esto y soy de la Generación X! (la que comenzó a trabajar en la crisis de los 90 con tasas de paro similares a la actual crisis). Creo que nos da igual la generación, todos nos apuntamos a que nos traten así. En el trabajo y fuera.


Ir de un sitio a otro se llama falta de compromiso y está muy relacionado con la búsqueda de la felicidad. Todas las generaciones buscan la felicidad, es nuestro mayor motor en la vida. El reverso de la moneda es evitar el dolor, evitar ser infeliz. Casi lo mismo, está en la moneda, pero no lo es.

A veces, se producen errores en los procesos de selección. Unas, no se cumplen las expectativas de la empresa (el candidato no es lo que esperaban) y termina en despido. Otras, el candidato entra en la empresa y ocurre lo mismo, no era lo que le habían dicho, termina en el abandono prematuro del puesto. Para evitar una alta rotación el primer paso es una buena selección. Una vez dentro, el tiempo pasa, las motivaciones de empresa y trabajador evolucionan. En general todos nos creemos que merecemos más que lo que se nos da, pero en el fondo somos realistas. No lo esperamos todo, pero algunas cosas si y depende de cada uno. No hablo sólo de dinero, hablo de reconocimiento, formación, lugar de trabajo, ambiente laboral, etc. Ya estamos hablando de si nuestra empresa es un buen sitio para trabajar, de la retención de talento y de otra serie de cosas a plantearse. La actuación depende de la propiedad, directivos, mandos intermedios y empleados en general. Pueden estar apoyados por profesionales internos y externos de RRHH. Todo esto es normal, lo habitual, la mejora continua tanto de empresas como de empleados y todos estamos involucrados.

Lo que no es habitual es el saltar de empresa en empresa cada seis meses o menos. Para la empresa es más un perjuicio que un beneficio por el tiempo y dinero invertido en la formación con un rendimiento futuro esperado que no se ha producido. Por parte del empleado la curva de aprendizaje ha sido mínima y por tanto la experiencia no es válida en su CV, una línea más pero sin un valor real.
No es un problema de jóvenes, es un problema global. Estamos siendo educados para buscar la felicidad en consumibles instantáneos, no por una gran mano negra, sólo es un negocio comercial. Todo se vende con “compre esto y será feliz” unas veces más directo y otras menos, apelando a sensaciones y sentimientos. Se muestran en televisión vidas estupendas sin problemas (salvo en los telediarios que algunos apagan para no ver “tristezas”), hasta los vecinos parecen tener vidas sin problemas (muchos se callan sus infortunios y muestran una cara distinta a lo que sienten). Nos dicen que tenemos el DERECHO a ser felices.  No sólo eso, hay que serlo todo el tiempo; si no, eres un fracasado. Todo esto, nos genera es una insatisfacción permanente y una búsqueda de la misma descontrolada. Nadie es feliz todo el rato, las felicidades que se consiguen rápido de la misma forma se van. La buscamos en cosas perecederas que nos apartan de los demás, pensando YO tengo DERECHO a ser feliz, sin pensar en las consecuencias de esa felicidad que pasa por encima de la de los demás, incluso de la gente que nos importa. Cada uno intentando huir de las responsabilidades que parecen ahogar nuestra felicidad, los más jóvenes escapando en los estudios o en sus primeros trabajos, los casados escapando de los hijos o de las parejas, etc. Nos volvemos adictos a múltiples píldoras de felicidad y nos aislamos en una caja.


Los golpes que te das al aprender a montar en bici son necesarios para luego poder disfrutar. En mi primer trabajo tuve momentos de sufrimiento, en los demás también he tenido otros sufrimientos, siempre distintos. Hoy no cambiaría ninguno, cada uno me ha convertido en lo que soy y de todos he aprendido. También en todos los trabajos he disfrutado, en todos he tenido mis píldoras de chascarrillos y chistes, el “subidón” de los logros y muchos buenos momentos. Cuando me acuerdo de los momentos felices, siempre me veo acompañado. Lo divertido ha sido poder compartirlos, con los compañeros, con los amigos, con la familia. No iba sólo en la montaña rusa. He renunciado al sueño de saltar en paracaídas hasta que sea más mayor, es un riesgo que no quiero correr teniendo gente que dependa de mí, porque he adquirido un COMPROMISO. Para tener derechos hay que cumplir con las obligaciones. No puedes esperar confianza sin haberla ganado antes.

No nos damos cuenta que hacer honor a ese compromiso que adquirimos con los demás y que los demás adquieren con nosotros, es lo que construye las relaciones humanas en la empresa y fuera. Estas relaciones que no se construyen ni mantienen sin esfuerzo y que en definitiva son la base de la felicidad. Si estás al frente de un proyecto, no hagas que la montaña rusa sea un trenecito aburrido; si eres de los que te montas, no viajes sólo.


Diego Lias

lunes, 19 de octubre de 2015

Fracaso y otras cosas malas que nos pasan



Hace unos días acudí a un gran evento en la plaza de toros de Madrid sobre emprendedores: el South Summit. Recibí un auténtico bombardeo de información e ideas, conocí gente interesante y pude atisbar su forma de pensar. Escuché a personas de gran éxito a nivel internacional, jóvenes y no tan jóvenes con proyectos para dar soluciones a necesidades, unos más imaginativos que otros, unos más viables que otros y alguno más divertido que otro. Había también debates de expertos hablando, desde mercados, hasta qué sería lo próximo que veríamos, las nuevas tendencias.

He de decir que la solución para el estreñimiento me dejó con los ojos como platos, el emprendedor lo expuso muy bien, teniendo en cuenta el invento y la aplicación, sonreí durante toda la exposición. Lo comento como tema anecdótico para describir la gran variedad de proyectos que había y que se expusieron a ritmo de 3 minutos cada uno. Desde Ingeniería para enviar satélites a bajo coste al espacio, pasando por soluciones médicas para mejorar la calidad de vida a personas con diabetes, aplicaciones ingeniosas para teléfonos, etc. Me dejó impresionado una sección de niños, en especial uno con 12 años que no sólo hablaba el inglés como un nativo (todo el evento y exposiciones fueron en inglés), lo que más me sorprendió fue su auténtica profesionalidad al exponer, superó a muchos de los postgraduados.

Como he dicho, aprendí muchas cosas pero lo que más me impactó es que había un hilo conductor en todas las personas de éxito que expusieron sus experiencias. No era su nacionalidad, no era el tipo de negocio, no era su anterior condición social (digo anterior porque ahora casi todos eran multimillonarios). Todos habían tenido fracasos o les habían sucedido cosas malas; es más, del momento de fracaso y de cómo lo afrontaron surgieron las posibilidades de éxito. No me refiero a intentar algo, fallar, volver a intentarlo y conseguirlo. Me refiero a fallar o que les ocurriera algo malo, aprender, levantarse y cambiar de rumbo con nuevas ideas. Steve Wozniak, cofundador de Apple comentaba que años antes de crear el primer Mac, ideó y produjo muchas tonterías. Afirmaba que sin todos esos fracasos y sin lo que aprendió, jamás habría sido capaz de hacer el primer Mac. Y eso que sus anteriores inventos no habían tenido nada que ver con el Mac.


Escuchamos constantemente que el éxito se consigue queriendo alcanzar un sueño con todas tus fuerzas, hasta que lo consigues. Pues a veces no es así. A veces te equivocas, a veces no tienes capacidad suficiente, talento, o simplemente la idea no funciona. A veces llegas a un callejón sin salida, o la vida te da un palo. Airbnb y Room Mate se crearon una a partir de una situación límite después de haber intentado durante meses montar una empresa y otra después de un fracaso en otro negocio totalmente diferente.


Primera reacción ante un fracaso o una bofetada de la vida: El “Me cago en Tos” expresión no muy “fina” que se quedó en la familia por una anécdota de un niño que iba repitiendo para sí mismo esta frase con los puños muy cerrados por una adversidad. Es la reacción lógica a un revés y por otro lado muy saludable para sacar lo malo que se queda dentro. No se trata de decírselo a los demás para desahogarte soltando negatividad, se trata de pasar el duelo, enfadarte internamente, en definitiva sacar la rabia que lógicamente tienes dentro pero que no te va a ayudar a continuación.

Segunda: el “Y ahora ¿Qué?” Bueno, las opciones son claras, o te quedas llorando por las esquinas o buscas nuevas soluciones o nuevos enfoques a tu vida. No recomiendo llorar por las esquinas, ya lo hiciste en el momento de duelo, ahí todos te lo aguantan, después no te aguanta ni tu padre. A demás, esto no lleva a ninguna parte porque no soluciona nada. Así que nada de carácter, para levantarse no hace falta carácter, hace falta no ser estúpido y pensar qué aporta levantarte y qué no hacerlo. En este momento deja de mirar atrás y piensa en el futuro

Tercera: el ¿Cómo? Ahora has tomado la decisión de seguir adelante pero estás más perdido que un payaso en un funeral. No sabes qué hacer ni hacia dónde ir. ¡Fuera miedo! Es normal que no sepas que hacer con tu vida, si te pegan un puñetazo sales atontado. No te preocupes, nada de pánico que no se piensa bien. Cosas que hacer en este periodo: habla con mucha gente, aprende mucho de experiencias de otra gente, recurre a familia, amigos, conocidos o extraterrestres. Las ideas, la ayuda, las experiencias, pueden llegar de cualquier persona, animal o cosa. Muchas veces de quien menos te lo esperas y cuando menos te lo esperas. Así que no reduzcas tus posibilidades. Un día todos tus fracasos, experiencias, conocidos, etc se alinearán como una conjunción astral y empezarás a ver claro un camino o varios. Explóralos todos hasta ver cuál te lleva a algún lado, pueden ser varios y que a partir de ahora tu vida sea más rica. (Parece que estoy haciendo un horóscopo y en realidad es así, estas fabricando tu futuro). Sin moverte y sin pensar no vas a encontrar un camino, salvo que por pura suerte te hayas sentado en él (no suele pasar).

Cuarta: La vista atrás. Todos los conferenciantes comentaron que cuando echan la vista atrás, todo aquello que en su momento no tenía sentido y que incluso les había hecho daño ahora se les revelaba como piezas fundamentales para llegar donde habían llegado. Steve Jobs (que ya no se encuentra entre nosotros) decía que cuando le echaron de Apple, ¡la propia empresa que él había fundado!, cuando también le cerraron todas las puertas en Silicon Valley, le pareció el fin del mundo. Reaccionó y siempre comentaba que si no le llega a pasar esto, no habría fundado Pixar y lo que consideraba más importante, no habría conocido a su mujer. Volver la vista atrás en este momento es fundamental porque te das cuenta que cuando tienes un revés no hay que tener miedo. Todo lo que te ha pasado cobra sentido. A veces la vida te lleva a cosas mejores de las que habías soñado.

Esto no es aplicable sólo para construir una empresa como Apple, es aplicable para cualquier persona en su vida. Todos conocemos “gurús” de la vida que nos han dado grandes lecciones, están entre vosotros, en tu familia, conocidos, o simplemente alguien del que has oído hablar. Todos nos equivocamos y sufrimos palos que nos vuelven la cara del revés a lo largo de nuestra vida. Todos nos hemos caído al aprender a andar y hemos tenido el coraje para levantarnos. La vida está llena de tropiezos, son estos y no los buenos momentos los que enseñan, los que te obligan a no estancarte. Depende de tu actitud el que estés empezando una nueva aventura o que tu vida se hunda.


Tengo mis metas a largo plazo que modificaré según aprenda, soy flexible, pero sobre todo voy a disfrutar del viaje. Disfrutaré del presente sin estropearlo con tonterías y tendré la ilusión de qué maravilla me encontraré en la siguiente curva, porque lo bonito de esta aventura es el viaje y no el destino.


Diego Lias

lunes, 28 de septiembre de 2015

Tecnología, el problema de la solución



“Ayer dejó de trabajar el último humano”. El holograma de un antiguo presentador de televisión que incluso murió hace años, da la noticia. “Antonio Gómez, fue sustituido ayer por una máquina. Con esto se completa la sustitución universal del hombre por la máquina” continúa diciendo el holograma con forma de presentador en el noticiario. 

Parece extraído de un libro de ciencia ficción, pero sería el posible destino final de la carrera tecnológica según las últimas tendencias sobre tecnología y trabajo que se mueven en los medios, si lo llevamos al absurdo. Un libro en especial, “The Second Machine Age” (2014), escrito por dos investigadores del MIT, Andrew McAfee y Erik Brynjolfsson, así como otra serie de estudios de prestigiosos autores como Carl Benedikt y Michael A. Osborne, o incluso declaraciones del mismísimo Bill Gates (que ha demostrado haber sido un visionario en anteriores ocasiones), nos dan la mala noticia. Se ha generado un gran revuelo. Extendido y magnificado en periódicos y revistas de reconocido prestigio, también en las redes sociales. ¡Dios mío, es el fin del mundo! ¡Cómo nos gusta y cuanto vende el apocalipsis! Si no trabajara nadie porque nos sustituyeran las máquinas, una de dos, o se había terminado el castigo de Dios del trabajo al expulsarnos del paraíso y estamos en un nuevo orden económico mundial (todo es gratis) o no existiría la humanidad. Tampoco las máquinas tendrían sentido porque no habría demanda. Si nos han despedido a todos, ¿quién compraría los productos y servicios? Me gusta llevar las cosas al absurdo, a veces ves las cosas mejor.


Sin embargo, existen otras voces que critican estas tesis, incluso en el MIT como David Autor, que califica el problema de la caída del empleo como un “un gran puzle” o Richard Freeman de Harvard, que lo ve como un “enredo” en el que juegan otros muchos aspectos. Y es que la polémica surge principalmente de correlacionar el empleo con la productividad. McAfee y Brynjolfsson, consideran que tradicionalmente el empleo se incrementaba en relación con la productividad. El que ahora no lo haga, se debe a que la tecnología está sustituyendo al empleo.


Me imagino, cuando inventaron la rueda, a miles de porteadores reclamando la destrucción de la misma porque con un carro se hacía el trabajo de varios porteadores; y además, más rápido y con menos roturas. Esto que me he inventado, es lo mismo que sucedió durante la revolución industrial. En 1779, según la leyenda, Rey Ludd destruyó un telar porque estaban acabando con el trabajo de los artesanos. Aparte de convertirse en un Robin Hood de la época, dio lugar al “ludismo” movimiento contra las máquinas. Claro que si nos hubiéramos quedado con el nombre del de la rueda, se habría llamado de otra forma.

No es el capitalismo, ni otras teorías las que introdujeron las ideas de Eficacia, Eficiencia y Productividad, cuando inventaron la rueda, son conceptos inherentes al progreso. Eficacia: Conseguir metas. Eficiencia: con la menor cantidad de recursos. Productividad: mucho producto o servicio en el menor tiempo posible. La tecnología nos permite dedicar menos recursos para conseguir una meta y además en mayor cantidad. La rueda es tecnología, es una herramienta. Su uso y el uso de los recursos dependen del hombre. Puedes usar la rueda para montarla en un carro de guerra o para montarla en una carreta de transporte. Puedes utilizar a los porteadores excedentes en sembrar, si les enseñas, y así obtener más producto para llevar en el carro; o puedes dejarles a su suerte para que se mueran de hambre o busquen otras cosas que hacer.


La tecnología forma parte del desarrollo humano. Es imparable, salvo que un animal nos meta en una guerra y nos lleve a la edad de piedra. La tecnología bien utilizada, nos hace desperdiciar cada vez menos recursos, aporta mayor bienestar a la humanidad, amplía las posibilidades a la población mundial… ¿Cómo podemos despreciar tecnologías que ayudan en los diagnósticos y decir que harán falta menos médicos cuando una gran parte de la población mundial está desasistida? ¿Cómo se puede criticar un medio que ha enseñado a un niño de un país subdesarrollado a ser un virtuoso de la música simplemente por tener acceso a vídeos de cómo tocar un instrumento. A nivel de empresa, te hace ser pionero, o más eficiente que la competencia. Te ayuda a sobrevivir. A nivel personal te da la oportunidad de que el mundo sea un poco más pequeño. Te acerca a personas, ideas e incluso productos que jamás soñaste. Además hace que cada vez sean más accesibles al abaratar sus costes y precios.


La cruz de la moneda es el desempleo y su mala utilización. Hemos visto en televisión el conflicto generado en muchos sectores por estas reconversiones, minería, altos hornos, agrarias, etc. Y otras muchas que han pasado inadvertidas, ¿A que ya no se ven casi sitios a pie de calle donde alquilar películas? ¿Qué ha pasado en el sector de las agencias de viajes? ¿Dónde está toda esa gente que estaba a pie de calle buscándonos vuelos o destinos? Muchos han sido sustituidos por máquinas y se han tenido que reconvertir para poder sobrevivir. En las reconversiones mediáticas se reconducen mediante formación al personal excedente o lo que suele ser más normal, se les da un subsidio. En otros casos menos mediáticos se las “apañan como pueden”. Es un desperdicio social enorme y un problema a abordar. Las reconversiones irán en aumento, la tecnología avanza cada vez más deprisa y todo se vuelve obsoleto más rápido. Hay empresas que forman constantemente a sus trabajadores (a nivel mundial las menos), otras sólo forman a sus trabajadores “productivos”, dejando a los “improductivos” fuera (gran error). Es una lástima decirlo, pero la autoformación es fundamental para no perder valor en el mercado como profesional y quedar apartado. Aprovechad las oportunidades que dan internet y los libros si no os podéis permitir cursos. Un niño se ha convertido en virtuoso. ¿Por qué vosotros no? Voluntad. 

Este miedo que produce la tecnología a dejarte apartado, hace que incluso a nivel directivo, la oposición al “progreso” sea frontal. Ya seas sustituido por la máquina o porque no te adaptas a su manejo. Los cambios son boicoteados y la empresa pierde el ritmo. La competencia que sí se adaptó, nos sobrepasa. A la larga, todos sin empleo. Hablando hace unos días con un amigo, ahora que parece que estamos saliendo de la crisis, muchas empresas están evaluando a su personal para saber si son flexibles a los cambios. Se están dando cuenta de lo crucial que es para sobrevivir. Personal a sustituir, si es flexible y con potencial, es aprovechable en otras áreas; el que no lo es, es desechado.

La demanda está estancada y parece un problema más de la ecuación. En mi opinión va a cambiar. La tecnología ha enseñado otro mundo a los países menos ricos y quieren participar. Ahora se están produciendo desajustes como en el trabajo durante la Revolución Industrial. La presión, que es imparable, hará que poco a poco se acople la incorporación de más gente y aumente la demanda. La gestión de esta transición será clave para dirimir si esta es traumática o no.


Hay muchos otros aspectos como las inversiones, su coste, su amortización… parece técnico pero es clave para no equivocarse a la hora de tomar decisiones de compra en tecnología y ser productivos, eficientes y eficaces. Hay tecnologías que pueden no serlo. Otros aspectos quedan en el tintero por no alargar.

No podemos dar la espalda a la tecnología y ser unos “luditas”. Cuidado con los miedos, los cambios crean nuevas necesidades, nuevos oficios y nuevas oportunidades. Tenemos que encontrar soluciones para aprovechar mejor nuestros recursos y tratar mejor a nuestro planeta, soluciones para ser más flexibles y adaptarnos mejor a los cambios sin tener costes asociados como los sociales, soluciones para que la calidad de vida de las personas mejore ¿Para qué queréis que sirva la rueda?


Diego Lias

jueves, 17 de septiembre de 2015

Huida hacia adelante, la negación del fracaso.


Seguimos escuchando en la prensa económica internacional el eco del martillazo producido por la multinacional japonesa Toshiba. Un “monstruo industrial”, enorme, con una imagen de marca bien construida y que está tirándola por la ventana. El martillazo: el escandalo al conocerse la manipulación sistemática de sus libros durante los años comprendidos entre 2008 y 2014. Ni ellos mismos tienen medida aún la completa repercusión de esta huida hacia adelante. Se ha sabido que muchos empleados sufrieron fuertes presiones por parte de la cúpula directiva para realizar estas prácticas. No ha sido el primero ni será el último, podemos nombrar casos parecidos a lo largo y ancho del mundo y de la historia.

Tirso de Molina, pseudónimo de uno de nuestros mejores y más divertidos escritores de teatro del “Siglo de Oro” fue el maestro de lo que hoy en día llamamos “comedias de enredo” y que tanto éxito tienen en Hollywood. Situaciones que provienen de mentiras y malos entendidos que no se desmienten porque conviene. Unos siguen a otros y a otros en una rueda que parece no tener fin. Lo que vemos, es una realidad cada vez más disparatada y más alejada de la verdadera realidad hasta que resulta insostenible y la verdad sale a la luz. Son comedias como la famosa “Don Gil de las calzas verdes” con su final feliz de tres bodas.


Las huidas hacia adelante se parecen a las comedias de enredo pero casi nunca tienen un final feliz en la vida real (ni en la empresa, ni en la privada). Están basadas en las mentiras y las medias verdades (otro eufemismo para una mentira más potente). He visto unas cuantas a lo largo de mi vida profesional y no recuerdo ninguna que saliera bien. No son sólo mentiras sobre falsear libros, se falsean también datos comerciales, perspectivas y expectativas, conversaciones, situaciones… También hay huidas hacia delante en la vida privada al no afrontar los problemas, al querer taparlos, al mentir y mentirnos. No falseamos libros, falseamos vidas, cualidades, actitudes, conversaciones,… en una espiral que nos lleva a un final mucho más infeliz que si hubiéramos afrontado el primer problema, el primer fracaso.

Fracaso y mentiras. En psicología infantil, una de las explicaciones que se da sobre las mentiras recurrentes es que son una forma de robar cariño y atención con menos esfuerzo. No veo a los directivos de Toshiba robando cariño y atención en el sentido de un niño, pero si la búsqueda de un reconocimiento no merecido o la elusión de perder el cariño de sus accionistas (¡A la calle!). Por otro lado ese “menos esfuerzo”, que no han dedicado a hacer las cosas bien y han sustituido con palabras fáciles de decir y papel, que todo lo aguanta.

No pensareis que alguien se despierta un día y dice “Voy a falsear los libros de una gran compañía, a ver si consigo hundirla”, “Voy a atracar un banco, cogeré rehenes, los mataré y terminarán matándome” o “Voy a tirar mi matrimonio por la ventana haciendo todo tipo de estupideces hasta que sea insostenible” Todo comienza normalmente con un pequeño fallo en las expectativas que se tiene sobre nosotros y que tapamos con una pequeña mentira. “Paso ventas del mes siguiente al que tengo que reportar y ya me pondré al día el mes que viene”; “los resultados no son los previstos, toco un poco aquí y allí y con un poco que empujemos el mes que viene está solucionado”; digo que he hecho esto o que soy aquello y así no doy explicaciones, “total no creo que me pregunten más”…. Empezar un mes teniendo que remontar el anterior y encima cumplir con el resultado del propio mes, ya se hace cuesta arriba y muchas veces no se consigue. Si le sigue otra “patada hacia adelante” la bola de nieve se hace más y más grande para encubrir las anteriores mentiras. El tiempo se consume en evitar que te pillen en vez de buscar los problemas y las soluciones, no se hace nada, por eso es una huida hacia delante.
“Una mentira es como una bola de nieve; cuanto más tiempo se la hace rodar, más grande se vuelve.” Martín Lutero
Hay personas con una habilidad excepcional para mentir y tapar la huida hacia delante. Olvídate de mirar a los ojos, ver nerviosismo y el resto de técnicas que enseñan en cursos y series de televisión. Muchas veces los propios números delatan la mentira, pero estos “Giles de las calzas” son capaces de engatusar, desviar la atención. Yo los llamo “encantadores de serpientes” Hacen que sólo se mire hacia donde quieren y no se actúe. De tanto mentir terminan creyendo sus propias mentiras (los psicólogos los llaman pseudólogos), por eso es tan difícil detectarlas. Internamente, sin demostrarlo ante los engañados, se vuelven nerviosos e irascibles. El miedo a que les pillen, les convierte en inestables y lo vuelcan en su personal.

Un día cae el telón y todo se hace evidente, es más, te das cuenta que antes había importantes señales y no las has visto. La mayor parte de las veces las situaciones no se pueden o son difíciles de reconducir, el velo cayó demasiado tarde. Mucha gente se ve afectada. Despidos, pérdidas o incluso el hundimiento para los accionistas, matrimonios rotos,… y “Gil de las calzas verdes” queda sin reputación. Una de las cosas que genera más rechazo es sentirnos engañados. Un ejemplo estupendo de como nuestra marca personal afecta a la empresa. El rechazo se traslada al nombre de la empresa.
“Las mentiras son como las arrugas, poco a poco van saliendo.” Alin Segovia
Hace poco, durante una cena con un amigo, surgió el nombre de un “Gil de las calzas verdes” que vivimos los dos a nivel empresarial. Sinceramente, y así lo comentamos, no era un mal profesional ni persona, simplemente las mentiras se le fueron enrollando y enrollando entre las piernas hasta que al fin cayó, y cayó y cayó. La perspectiva del tiempo pasado, daba una buena visión del conjunto. No sólo se desveló hace ya muchos años la red de mentiras que tejió, su buen nombre quedó tan “tocado” que años después, en esta conversación, me enteré que estaba sólo, sin familia y malviviendo. Este no es el único caso que he vivido y conozco finales parecidos. Sus acciones trajeron mucho dolor a muchas personas, ¡menudas consecuencias! El caso de Toshiba las tiene y las tendrá para sus accionistas y empleados. Aun así no dejo de pensar que gente normal, al principio por una cosa “sin importancia”, se fueron enrollando poco a poco una soga alredor de su cuello en una huida hacia adelante.


Por si estamos a punto de que se nos enrede un pie: “Más vale una vez rojo que cien colorado”. Honestidad, al reconocer los fracasos, al analizar su procedencia y al tomar las medidas correctoras. A veces las cosas no salen bien por falta de esfuerzo, por haber dejado pasar algo, etc. pero también hay causas externas. Cuanto antes se identifiquen las desviaciones o errores, antes se corrigen y no van a más.

Por si no queremos ser de los engañados: hay muchas puertas que se le pueden poner al campo, controles internos y externos, análisis de la inconsistencia de datos, hasta sistemas de denuncia anónima. Como el “Gil de las calzas” sea listo y encima sean varios como en Toshiba, no hay puertas que valgan y pasamos al refrán de “no se le puede poner puertas al campo”. Los controles ayudan a reducir el riesgo (a veces “Gil” no es lo suficientemente listo) y a disuadir (“por si me pillan” o “está difícil poder engañar”) pero no eliminan todo el riesgo.

En los casos gordos que conozco, lo que comento a continuación no ha sido de aplicación, pero se puede dar. Cuidado con los estilos de dirección que penalizan en exceso los errores. Hemos comentado que todo empieza con cosas pequeñas. Broncas o castigos excesivos por pequeñas cosas pueden llevar a que por miedo se oculten y pasen a ser grandes. Recordemos que todos cometemos errores y “Al que cuece y amasa de todo le pasa”. El que no toma decisiones y no actúa, no se equivoca nunca.

La huida hacia delante es como el remolino del inodoro (WC), es capaz de llevarse los esfuerzos de mucha gente a la alcantarilla. Negar un fracaso por miedo a una bofetada es el mejor camino a recibir una paliza por un fracaso mayor. Sed valientes, a la larga es mejor.

Diego Lias


jueves, 3 de septiembre de 2015

Escupiendo hacia arriba, arrogancia.


Durante la presentación en España de un nuevo modelo de vehículo de 7 plazas, una de las actividades que se realizaron fue una ruta en solitario pasando por varios puntos y llegando todos a un destino a comer. Nos asignaron un vehículo a varios compañeros de trabajo e inmediatamente me presenté para conducirlo “Dejadme a mí que me oriento como un palomo”. Minutos después, terminamos perdidos,… pero muy perdidos, casi no llegamos a tiempo. No os tengo que contar las bromas que me tocaron soportar por parte de los compañeros hasta que llegamos, y después en la comida (muy merecidas y bastante ingeniosas si les quito el componente de vergüenza). No me quedé con el apodo de “Palomo” por muy poco.

Hay frases mucho más memorables que las del “palomo”. ¡No iba a ser el único en “escupir hacia arriba”! Algún ejemplito: “Este es el inicio del imperio más grande; el Tercer Reich, que durará mil años” Adolf Hitler. “Este barco no lo puede hundir ni Dios” Thomas Andrews Ingeniero diseñador del Titanic. “Los vietnamitas carecen de la habilidad para conducir una guerra por sí mismos o para gobernarse por sí mismos” Vicepresidente Nixon. El Tercer Reich no duró mil años, el Titanic se hundió en el primer viaje, los Vietnamitas parece que al final si sabían conducir una guerra… y yo me perdí.


El Instituto Cervantes afirma que aunque hay varias interpretaciones sobre esta frase popular, la idea central es la arrogancia. El sentido es recriminar la arrogancia y advertir sobre la posibilidad de recibir “tu merecido”. Aparece en la obra de Benito Pérez Galdós “Napoleón en Madrid” “…el orgullo es pecado, y quien al cielo escupe, en la cara le cae” No es más que un sentimiento popular que proviene posiblemente del origen de los tiempos. Las creencias de la Grecia Clásica se refieren al “Hybris” como el pecado del exceso en cualquier campo, de creerse como un dios. Némesis es la diosa que castiga el exceso, la arrogancia. El primer pecado del Antiguo Testamento, fue querer ser como Dios. Es el más importante de los pecados en la Divina Comedia de Dante por ser padre de otros muchos. En mi opinión, el sentido es creernos por encima de los demás, del bien y del mal, estar en posesión de la verdad, el conocimiento, la bondad... Da igual la cultura, el lugar del mundo o la religión que analicemos, todas tienen este concepto y su Némesis (castigo).


Crear una marca Premium es un trabajo de años y esfuerzo. No sólo se construye con un producto excelente, ni con un servicio esmerado. Una marca transmite un sentimiento, un orgullo de pertenencia. Es una experiencia emocional, el esfuerzo por conseguir ese sentimiento del cliente en el producto, servicio y todo lo que le rodea, construye la marca, la confianza del cliente. Este orgullo se transmite a la propia organización. El orgullo no es malo en sí, es bueno en el sentido de la satisfacción del trabajo bien hecho, pero hay una delgada línea roja que si se traspasa, nos lleva a la arrogancia. Cuando un cliente comienza a percibir arrogancia, la marca  pierde valor y surge la indiferencia o incluso el rechazo. Hay muchos ejemplos; por citar alguno, el lanzamiento de la Playstation 3 en la que Sony terminó reconociendo su arrogancia en público pidiendo disculpas y recondujo su política. 


“El ABC de la decadencia en los negocios es la arrogancia, la burocracia y la autocomplacencia”. Buffett en el decálogo que dejó a su sucesor

Casi todas las teorías psicológicas coinciden en que es una distorsión de la realidad sobre nosotros mismos o nuestras empresas, nuestra imagen se encuentra “inflada” y no es percibida de igual manera por los demás. (Teoría de la neurosis de Karen Horney, Análisis Transaccional de Berne, etc.) Puede llegar a ser patológico pero todos pecamos en mayor o menor medida, también hay grados en el comportamiento hacia los demás, pero insisto en que no debe confundirse con tener seguridad en uno mismo, tener confianza en hacer algo bien. Es un posicionamiento sobre los demás, pretender tener derechos por la importancia autoatribuida. Es pensar que la Playstation se vendería por el hecho de ser de Sony y haber sido la líder, sin explicar al público qué nuevas ventajas incluía y teniendo un posicionamiento prepotente.

“El diablo no es el príncipe de la materia, el diablo es la arrogancia del espíritu, la fe sin sonrisa, la verdad jamás tocada por la duda.” Umberto Eco

La Némesis es el castigo. La arrogancia, despreciar o menospreciar a los demás, no sale gratis.
  • Genera rechazo (“¡Que les compre su padre!”), odio si no puedes evitar el trato (“…el día que pueda me deshago de esta marca y desde hoy hablo mal de ella), pérdida de confianza (“Cree a aquellos que buscan la verdad, duda de los que la han encontrado” André Gide), relaciones de ganador-perdedor ("La arrogancia no es delicada, es la complacencia de sí mismo tomando ventaja de los demás" Samuel Johnson),… esta desconexión, esta falta de empatía, lleva directamente al rechazo y la soledad. Dejar de vender en el plano profesional y a la soledad (aunque te rodee gente) en el plano personal.
  • Cuando estas aislado, en la cima, no escuchas, no aprendes. Es posible que incluso intentes eliminar del equipo al pesado que aporta otras ideas. Caes en la autocomplacencia, los aduladores te rodean porque los que tenían otras opiniones hace tiempo que se fueron. Tu mente se nubla y la ceguera hace que pienses que los aciertos son tuyos y los fallos de este o ese inútil, o de las circunstancias adversas. No analizarás tus errores para mejorarlos y posiblemente despidas a alguien válido. Sobrevaloras tus capacidades, piensas que todo lo puedes y no llegas a los objetivos que te has marcado. Subestimarás a la competencia, creerás que no lo pueden hacer mejor que tú y un día tendrás la soberbia de incluso preguntar: “si nuestro producto es mejor que el de la competencia… ¿Por qué  venden más?”. Tendrás baja tolerancia a la frustración al no admitir errores y perderás las formas incluso de los medios o de otras personas. Hasta está demostrado el riesgo cardiovascular.

Vendrá entonces Némesis. Los dioses te castigarán… no, no es un castigo de los dioses. Si luego pierdes el trabajo, la empresa, los amigos o la vida, es una consecuencia de tus actos.

Es muy probable que llegados a este punto estés pensando en políticos, poderosos, jefes en general. Es normal, está a la orden del día y es más fácil ver la paja en el ojo ajeno. No estamos libres de caer ninguno, incluso a diario, y lo vemos a nuestro alrededor, no hace falta que sea el jefe o un poderoso. El trato con un dependiente, una conversación en la que a un tercero se le ha puesto por debajo de tus cualidades morales, de inteligencia, sociales, físicas, etc; y de qué manera y con menudos adjetivos. No valorar las ideas dependiendo de quién vengan. A nivel social, la arrogancia es el principal implicado en el acoso escolar y en las empresas, la discriminación, los malos tratos, los genocidios… En las empresas, el mal ambiente, la falta de ideas, el miedo, la pérdida de ventas y clientes, el incremento en costes, el hundimiento…

Es tan fácil caer… yo tengo un objeto en mi mesa que me recuerda el peligro de caer porque no te das ni cuenta. Aparte de la tontería del objeto, todos somos finitos y cometemos errores, aquel que te ayuda a superarlos, agradéceselo. Haz las cosas bien porque es lo correcto y no por la fama o la gloria. Has llegado donde has llegado por tu esfuerzo y tus cualidades,… y por otras muchas cosas más. Piensa que las cualidades son innatas, las puedes potenciar y ese es tu mérito pero tienes que tenerlas. Sobre todo date cuenta que no serías lo que eres sin la ayuda de muchísima gente que se ha cruzado en tu camino. Si los demás son importantes, trabaja tu empatía. Siéntete orgulloso de lo realizado y agradecido en los momentos difíciles para superarlos pero cuando estés en un momento de éxito, piensa inmediatamente en todo lo que te queda por recorrer y en toda la ayuda que siempre necesitarás. Ya estás menos cerca de ser un dios y más centrado en tus próximos objetivos.


El día que te vuelves arrogante crees que has tocado techo, lo que no sabes es que hay más pisos por encima y que vas en el ascensor camino del sótano.


Diego Lias

miércoles, 15 de julio de 2015

Plutón, más allá del Inframundo



Ayer, 14 de julio de 2015, la sonda espacial New Horizons (Nuevos Horizontes) llegó a Plutón, la frontera de nuestro sistema solar. Su objetivo principal: conocer Plutón y sus satélites. Justo el día anterior, Iker Casillas anunció su despedida del Real Madrid (desde el punto de vista empresarial, fue despedido). Entiendo que es un hecho mediático relevante y de repercusión internacional. ¿De cuál estamos hablando?


El Sistema Solar tiene nombres relacionados con los dioses de la antigua Roma, prácticamente importados de la antigua Grecia. Plutón es uno de los tres dioses principales, es el que reina en el inframundo (Hades para los griegos) Todo lo que está debajo de la tierra le pertenece, las almas de los muertos e incluso las riquezas, el oro, la plata,… extraídos de la tierra.

La sonda podría haberse llamado Hércules, o cualquiera de los hombres o héroes que consiguieron salir del inframundo, pero se llama Nuevos Horizontes. ¿Para qué hemos mandado una sonda si ya sabemos lo que hay en el inframundo? El reino de Plutón o Hades esta surcado por cinco ríos: Aqueronte (el río de la pena o la congoja), el Cocito (lamentaciones), el Flegetonte (fuego), Lete (olvido) y Estigia (odio) que es la frontera entre los mundos superior e inferior. Para llegar al final del inframundo, hay que pasarlos todos y superarlos. No es sencillo ni gratis el superarlo, hay que pagar a Caronte el barquero (Nombre del principal satélite de Plutón). La alternativa es vagar por la orilla hasta que pasen cien años.

Al igual que para entrar está Caronte (un autónomo que cobra de los clientes a pesar de trabajar para Plutón, y hemos dicho es el más rico de los dioses), para salir, está el perro de tres cabezas que guarda la puerta de salida. Su nombre es Cerbero y Hércules tuvo que domarlo para lograr salir. También Hércules recibió ayuda de sus amigos Atenea y Hermes.


Orfeo fue otro de los que consiguieron escapar del inframundo, entró para rescatar a su esposa. Fueron sus habilidades las que consiguieron, no sólo sacarle de allí, sino además que Plutón y Proserpina le permitieran llevarse a su esposa; con una condición, no mirar atrás. Al salir miró atrás y su mujer quedó atrapada en inframundo.

Proserpina, Perséfone para los griegos, hija de Ceres (diosa de la agricultura y la fecundidad), se convirtió en mujer de Plutón y por tanto reina del inframundo. Diosa de vida muerte y resurrección. Pasa seis meses en el inframundo y seis meses con su madre. (¡Ojo! Que no es la suegra la que viene a pasar los seis meses en el Inframundo. Privilegios de ser un dios. Perdón por el chiste) Cuando Prosepina está en el inframundo la tierra no florece (cosas de la suegra de Plutón, que se enfada por no estar con la hija). Llega el otoño y el invierno.

Todos pasamos por el inframundo alguna vez. A Iker le ha tocado un despido. Da igual el dinero que se tenga (Iker tiene mucho), da igual qué situación de inframundo te toque (un despido o cualquier otra). Todos pasamos por el mismo proceso. Todos tenemos que pasar la pena y la congoja, nos asaltarán las lamentaciones de cómo hemos llegado a esa situación, sentiremos el fuego que nos corre las entrañas, aparecerán nuestras frustraciones y las transformaremos en odio, y sentiremos el profundo vacío del olvido, la sensación de estar solos, de no importarle a nadie. Son ríos que tenemos que superar, no sin esfuerzo, hay que pagar a Caronte. Tenemos que esforzarnos por superarlos, la alternativa de quedarnos en una de sus orillas es mucho más dura.


En el inframundo no se produce, cuando está Proserpina en él, es Invierno. Sísifo, uno de los que no consiguió escapar, desperdicia su tiempo en intentar subir una piedra redonda a lo alto de la colina una y otra vez. Quedarte en el inframundo dando vueltas a lo mismo una y otra vez no sirve de nada.
Salir del inframundo nunca ha sido fácil, ha sido cosa de héroes. Hay que domar a la fiera que te impide salir, el “can Cerbero” (otro paralelismo para Iker, en futbol el cancerbero es el portero). Tienes que utilizar todas tus fuerzas y apoyarte en tus amigos como Hércules, desarrollar todas tus habilidades como Orfeo, y no sólo utilizarlas, ponerlas en valor. Y por último, tener la motivación y la convicción de que lo puedes conseguir. Esta es la única forma de salir.

Cuando salgas nunca mires atrás, recuerda a Orfeo, de nada sirve y sólo te puede hacer daño.

Pasa página. Todos somos Héroes cada vez que salimos de un Inframundo.  Has llegado sólo al exterior del Sistema Solar, el Universo es infinito, atrás sólo queda una pequeña parte, lo tienes todo por delante. Por algo la sonda se llama Nuevos Horizontes.



Diego Lias