Existen numerosos estudios en el
contexto de la medicina que correlacionan el nivel de empatía del médico con la
mejora del paciente. El estudio de la Universidad Thomas Jefferson,
en Estados Unidos, realizado sobre 891 diabéticos, demostró una mejoría relevante en los pacientes tratados por médicos más "empáticos". El estudio se realizó durante tres años . Existen otros muchos estudios sobre esta correlación, incluso uno que creo que está desarrollando la Clínica
Universidad de Navarra en la actualidad. Con esto, os quiero decir que la ciencia se
está tomando muy en serio el demostrar empíricamente algo que, a nivel popular, ya
intuíamos.
El que muchos de estos estudios
partan de la medicina, se debe posiblemente a que las situaciones de dolor extremo se se dan con más frecuencia en hospitales. El miedo a la muerte y la
misma muerte son las causas de estrés y dolor más importantes. Pero no quiere decir que el dolor y el estrés se den sólo en medicina, en el mundo cotidiano
y en el de la empresa también hay situaciones de miedo, dolor y frustración que
tratados con empatía hacen que el “paciente” mejore, o por lo menos que no sufra
tanto.
¿Por qué, si es beneficioso
empatizar, no se hace habitualmente? Yo creo que por dos motivos. Por egoísmo y
por miedo al dolor. Por egoísmo, porque directamente no se piensa en los demás. Pero muchísimas veces por miedo al dolor, porque cuando te pones en el lugar de
la otra persona, que está sufriendo… duele.
Volviendo a la medicina que nos
es tan cercana. Estoy convencido de que los
médicos que no son empáticos, no lo son por que ven a diario muchísimo
dolor. El empatizar tan a menudo con el dolor de los demás, les afecta tanto y
les es tan insoportable que se crean una coraza. Esto mismo lo he visto en
muchas personas del departamento de personal, que incluso no son abiertos con
otros compañeros porque es mejor no conocer al que, a lo mejor, algún día, vas
a despedir. Evitas así empatizar. Se convierten en un número.
Desde mi
experiencia, la coraza, en primer lugar, no sirve. Crees que no te llega, pero
no es así. Meterlo debajo de la alfombra solo lo oculta, pero está ahí. La
alternativa es pasar al punto primero, el egoísmo, o al final, terminar empatizando. Conozco gente con coraza, pero creo que sería imposible para ellos pasar al punto primero,
sinceramente porque tienen un gran corazón, sufren y por eso llevan la coraza.
A todos nos ha pasado en alguna
ocasión lo que os voy a contar, sobre todo en casos de extremo sufrimiento. Tienes delante a alguien que le ves sufrir. No
puedes ni siquiera evitarlo y te metes en la piel de la persona que tienes
delante. No entiendes su sufrimiento, lo sientes tu mismo. Y, a veces en un
segundo, con sólo una mirada, un gesto, un roce… se establece la conexión. Sin saber
porque, es… es como si tú te hubieras llevado un poco de su dolor. Pero también
nos ha pasado estando al otro lado. También en ese mismo instante, hemos
sentido como un "Gran suspiro", como si el peso que llevas en el pecho, de
repente, se cayera con el mismo suspiro a los pies. Se relajan los hombros y sientes
que ya no llevas tanto peso. Se produce en un segundo, pero ni uno ni otro lo olvidan
jamás. ¿Verdad?
A todos nos espanta el dolor,
esperamos que nos alivien y sólo queremos ser felices. A veces empatizar duele
y mucho, pero si no estamos en el grupo de los egoístas… de verdad ¿no merece
la pena? ¿Dónde reside nuestra felicidad? ¿Solo en nosotros?
Diego Lias