martes, 23 de diciembre de 2014

MENOS MAL QUE NOS LO PASAMOS BIEN


Hace unos días, la mayor parte del departamento tomamos un café después de la comida de Navidad. El ambiente era distendido y se habló de muchas cosas. Aunque habíamos comido, salió el tema recurrente de la cocina y las mil formas de preparar esto o aquello. Qué nos gustaba más o qué teníamos que comernos siempre en Navidades que no nos gustaba. Lógico, dadas las fechas. También se habló sobre lo aburrido que podía llegar a ser el trabajo de finanzas y administración. Alguien comentó: “¡Menos mal que nos lo pasamos bien!”. Fue una de esas frases, dicha entre otras, que me dejó fuera de la conversación. Resonaba como un eco. Cuando cada uno de nosotros nos fuimos a nuestras casas, la frase me seguía rondando la cabeza.

Normalmente leemos y escribimos sobre situaciones apasionantes, vidas que sólo les ocurren a algunos pocos. (Habría que ver si todo el rato fueron apasionantes) Tu vecino te dice que sus hijos
son perfectos, es la bomba en el trabajo y no sé cuantas cosas más. En los artículos y en los blogs se habla de los líderes, las personas fuertes de carácter, trabajos deslumbrantes… Nada de esto, de forma pura, es real. No os engañéis, todos tenemos vidas imperfectas. El trabajo puede ser en algún momento aburrido, o estresante, o desagradable. Los hijos parece mentira que se eduquen en la misma casa. Ninguno es igual y es complicado educar. A veces no estás fino al hablar o no lo está tu mujer, o los dos, que es peor… Eh! El mundo no es perfecto, pero menos mal que nos lo pasamos bien.

Cuando empecé a trabajar en auditoria, me sorprendió ver el ambiente de trabajo en los equipos, había mucha tensión por las fechas de entrega, pero en general eran muy corrientes las bromas y las risas. ¿Los auditores? ¿Esos muermos serios? Los mismos. Me encanta que se trabaje con bromas, dentro de un orden. Nunca he entendido a la gente que no soporta que se ría en la empresa. No sólo hay que permitirlo, si no que a veces hay que iniciarlo para romper un momento de tensión, por ejemplo. Otras veces se desmanda y es muy importante la forma de cortarlo. Ha de ser distendida, incluso haciendo la última broma dando a entender que, en otro momento, se permite.

Una de las formas más importantes de motivar la conducta humana de forma positiva, es la búsqueda del placer físico o espiritual. Por eso “pasarlo bien” es tan potente. Los estímulos físicos y mentales que producen las risas y en definitiva “pasarlo bien” son el contrapeso a nuestras frustraciones, la ira, la agresividad… Es el recurso más importante para lograr el equilibrio emocional. Por eso necesitamos vacaciones o reírnos con los amigos. Dentro del día también necesitamos “micro vacaciones”. Cuando nos permitimos el “pasarlo bien”, somos capaces de eliminar los nervios, las tensiones, los pensamientos negativos, los conflictos, nos hacemos más propensos a sonreír, además es contagioso y nos conecta a los demás. Genera un estado de ánimo que hace que se afronten mejor los problemas y se generen mejores ideas para superarlos. Eleva el sistema inmunológico, disminuye en un 40 % la posibilidad de tener un infarto… ¡Que se quiten las pastillas! Freud, Minsky, Bono, Berk, Estudios de la Clínica Mayo, de Unitika en Japón y otros muchos han definido y estudiado los beneficios.

“La alegría no está en las cosas, sino en nosotros” Richard Wagner. El trabajo no es lo que te hace feliz o desgraciado, eres tú y tu actitud la que te hace feliz. Son los demás los que te hacen feliz y eres tu el que hace felices a los demás.  Son las bromas, los chascarrillos, las sonrisas que intercambiamos con los demás, la actitud positiva que se comparte y se contagia. Son las pequeñas cosas. No las grandes vidas que nos venden y que nadie tenemos. El ambiente alegre lo hemos creado todos. Todos participamos, cada uno de nosotros es responsable de haberlo creado y de mantenerlo. No se hace sólo. También tenemos nuestros problemas dentro y fuera de la empresa, como todo el mundo. Pensándolo bien, muchos menos problemas que el resto de la humanidad. Hablamos de qué nos gustaba o no para comer, cuando hay gente que no comerá; y si el trabajo era a veces aburrido o no, cuando hay gente que no tiene trabajo.





No penséis que están de juerga todo el día, son auténticos profesionales. Satisfechos y orgullosos de hacer bien su trabajo. Un trabajo minucioso, a veces repetitivo y silencioso. Sin medallas. No tienen vidas perfectas, pero están motivados y sonríen.

La hora de la cena es una hora de chascarrillos y bromas, de compartir lo del día, de sonreír. Hacemos mucho el tonto. Mi hija siempre dice que nos va a grabar y subirnos a internet para hacerse rica.  Lo que me rondaba por la cabeza cuando me fui a casa, era que alguien, una vez más, me había recordado algo: “el mundo no es perfecto, menos mal que nos lo pasamos bien”.

Feliz Navidad a todos


Diego Lias

miércoles, 10 de diciembre de 2014

PACIENCIA, LA FORTALEZA SILENCIOSA


A veces una acción cambia tu concepción del mundo. Os contaré un relato corto. Durante la celebración de un torneo de baloncesto en el colegio, uno de los niños se destapó como máximo encestador. Era muy malo pero también era muy alto (eso facilitaba las cosas). Le ofrecieron entrar en el equipo del colegio. Su ego voló, no le hacía mucha falta el que le dieran alas, por aquella época estaba sobrado. El equipo llevaba formado desde el primer año de colegio y estaban en el quinto. No era aficionado al baloncesto, ni sabía las reglas fundamentales.

Asistió al primer entrenamiento. “chaval, haz una entrada por la derecha” “¿Eso qué es?” Primera carcajada de sus nuevos compañeros. No fue nada comparada con la de cuando ejecutó el intento real. Lo cierto es que él también se hubiera muerto de risa si no hubiera sido el patoso y si su ego hubiera estado un poco más bajo. Primera expulsión del entrenamiento, se peleó. Le siguieron unas cuantas más. Había un compañero en especial que le sacaba de sus casillas a diario, su paciencia tenía un umbral muy bajo.

Decidió dejarlo y así se lo dijo a su padre. Ya había dejado otras muchas cosas, pintura, judo, guitarra, etc. Hoy diría que fue porque pensaba que las cosas salían por si solas a la primera. Se veía tocando El Concierto de Aranjuez al día siguiente, luego la realidad le machacaba y sólo conseguía ruidos incoherentes. Su padre le dijo: “ya has dejado muchas cosas, tienes que aprender. Esta actividad no la vas a poder dejar hasta que pase un año. Cuando pase un año volvemos a hablar”. ¡Un año en ese infierno contra su ego! Aprendió muchas cosas, entre ellas la paciencia.

Estaba condenado a un año de trabajos forzados y su orgullo no le permitía volver todos los días expulsado ni aguantar eternamente las burlas. Comenzó a aprender sobre sí mismo y a tener autocontrol, consiguiendo que no sólo las provocaciones de sus compañeros no le desequilibraran sino que le “picaran” para hacerlo mejor. Tuvo que ser minucioso y entrenar una y otra vez sin pensar que fallaba, centrándose en que tenía que conseguirlo con cada pequeño esfuerzo, con cada repetición, esperando que en algún momento saliera bien. La tolerancia llegó sin advertirlo, comprendió la actitud de sus compañeros e intentó cambiarla con sus actos, también aprendió a ser indulgente y ayudar a la gente que no lo hacía bien, pero que se esforzaba sin descanso, el era uno de ellos. Al año, la paciencia dio sus frutos, se ganó el respeto de sus compañeros, se convirtió en un buen jugador y disfrutó jugando con ellos los siguientes siete años.

Al séptimo año, llegaron a lo más alto de la liga, eran el único equipo sin pabellón, un equipo modesto. Fue gracias al esfuerzo de todos, no eran buenos individualmente pero sí como conjunto. Les hubiera gustado ganar, pero para ser realistas, sabían que era muy difícil. Lo que querían era divertirse y disfrutar del momento que se habían ganado. El objetivo del entrenador no fue el mismo, decidió coger gente de fuera del colegio para hacer un equipo más alto y potente, que terminó igual: al final de la tabla. La mayor parte del equipo antiguo dejó de jugar. Algunos llegaron a no ir más a los partidos. Nada era lo mismo, estaban allí para pasárselo bien. Hablaron con el entrenador y explicó que era lo que había, que al que no le gustara, tenía la puerta para irse. La paciencia no es caer en la apatía, no es quedarte quieto cuando no hay nada que esperar. Ya no había un motivo para esperar pero si para ser paciente una vez más, paciente en el sentido de asumir las cosas como venían y tomar una decisión meditada. El protagonista dejó el baloncesto antes de terminar la temporada. Ciclo completo de aprendizaje sobre la paciencia.

Hay muchos relatos sobre la paciencia. Escogí este porque es real y estoy seguro que cada uno de vosotros tiene alguna historia personal parecida en la que aprendió qué era la paciencia. Esta es sólo mi historia y una de las cosas por las que estoy más agradecido a mi padre porque cambió mi concepción del mundo. A veces me despisto y tengo que recordarla, como todo el mundo, pero no se me olvida.
  • Édison dijo de su invento, la bombilla, “no fueron mil intentos fallidos, fue un invento en mil pasos” La paciencia es constancia.
  • “El genio puede concebir, pero la labor paciente debe consumar” (Mann) La paciencia es esfuerzo, lo que separa la teoría de fabricar la realidad.
  • “Vísteme despacio que tengo prisa” Fernando VII en boca de Benito Pérez Galdós. La paciencia es ser minucioso en el trabajo, madre del buen hacer y tía de evitar el repetir las cosas innecesariamente.
  • La paciencia enseña a no aferrarse a un resultado, a adaptarse a lo que no puedes cambiar para conseguir el mejor resultado y obtener lo mejor de todo lo que te ocurre.
  • Es ser consciente de las necesidades y del trabajo de los demás. No eres el centro del universo, los demás no hacen sólo cosas para ti.
  • Es el coraje silencioso “No confundas la paciencia, coraje de la virtud, con la estúpida indolencia del que se da por vencido” (Mariano Aguiló)
  • Es ser consciente de los sentimientos negativos, dominarlos y canalizarlos hacia una forma de actuación positiva, actuando sin la interferencia de la ofuscación.
  • Es saber vivir el presente y disfrutar de él, no correr detrás de un futuro que nunca llega, porque lo que llega nunca es lo que habías imaginado.
  • Be water my friend…

Dicen que no son buenos tiempos para la paciencia, que todo tiene una respuesta inmediata, internet y las nuevas tecnologías hacen que el mundo gire más deprisa. Que no está de moda en las empresas, que buscan resultados inmediatos, y que por inmediatos se tornan cortoplacistas. Pobres de nosotros, estamos obligados. Pues no es cierto, la falta de paciencia proviene de la falta de madurez. El relato es de una época sin internet, sólo buscamos excusas por nuestro egoísmo. Crecer, como me enseñó mi padre, significa entender que no somos el centro del mundo. Significa aprender a tener paciencia, porque las cosas, normalmente no se consiguen en un momento y sin esfuerzo. Un impaciente es un egoísta intolerante sin conocimiento de lo que cuesta obtener las cosas, que termina frustrado. Cuando nos encontramos con un impaciente en la empresa, obtenemos decisiones sin meditar, sin pensar en el largo plazo ni en los demás, sin planificación, dejando todo por lo que es “urgente”, tiempos irrealizables que generan expectativas frustradas… La principal consecuencia de la impaciencia es la frustración.


No viváis en la frustración, entended a los demás, las circunstancias y que cada cosa tiene su tiempo, entended que no tenemos el control sobre todo y hay que afrontarlo con calma, la cabeza fría y con el enfoque más positivo que podamos darle, es una actitud mental. Actitud activa y reflexiva, no pasiva y despreocupada. Nos acercará a conocer a los demás y a nosotros mismos, a observar y pensar. Es la fortaleza silenciosa. “La vida es como una leyenda, no importa cuán larga sea, sino lo bien que esté narrada” (Séneca)


Diego Lias

miércoles, 3 de diciembre de 2014

MIÉNTEME, POR FAVOR



¿Qué tal me queda, cariño? Si te han hecho esta pregunta y eres hombre, digas lo que digas, estás muerto. Perdonad pero tengo una visión parcial del tema, soy hombre. ¿Qué es lo que a mi mujer le gustaría oír? Ni idea, porque nunca acierto. Si digo: ¡Me encanta!, me contesta que lo digo por decir. Si digo que no me gusta, entonces, no sé y no estoy a la moda. Una vez se me ocurrió decir: “Me acojo a la quinta enmienda” y ahí sí que me caí con todo el equipo. Otras respuestas como “Cariño, tu siempre estás bien con cualquier cosa”, depende del humor. Te pueden causar un disgusto. El fondo del asunto es que a mi mujer le gustaría que le confirmara lo que le ronda la cabeza para reafirmar la decisión que en realidad ha tomado, aunque yo opine lo contrario. Me encantaría acertar, porque cuando quieres a alguien, lo más importante es que esté contenta, no si te parece mejor o peor este trapo o el otro. Los hombres no acertamos, pero es un claro caso de “dime la verdad si es lo que quiero oír o si no, por favor, miénteme”. (Sé que habrá algún caso de hombre con éxito, al cual felicito de corazón, pero entre todos los hombres que lo he comentado, no he encontrado ningún caso).

Es un ejemplo tonto de “no querer saber la verdad” en la vida cotidiana. Por ser tonto, pone su punto de sal a la vida. Pero hay otros casos en los que supone una auténtica huida de la realidad y la negación de la toma de decisiones para abordar una realidad desbordante que nos afecta (Malos tratos, dobles vidas, una enfermedad grave…)

La mentira es un acto de protección en general. El mentirte a ti mismo o permitir que te mientan, a veces casi pidiendo que lo hagan, es una huida de un problema que somos incapaces de afrontar en el momento. Puede ser válido a corto plazo. Asumir ciertas cosas, a  veces requiere su tiempo, pero la toma de decisiones no se puede dilatar mucho. El perjudicado eres sólo tú.

Lo que es cierto, lo tengo más que comprobado, es que a nadie le gusta oír malas noticias. Que les pregunten a los mensajeros portadores de malas noticias que han sido devueltos por partes al remitente (una pequeña muestra de lo mal que las asumimos). La falta de aceptación lleva posteriormente al autoengaño en sus diferentes facetas. También es cierto que hay maneras de decir las cosas, lo cual influye en la actitud del receptor al asumir la noticia (1). La forma importa.

He visto situaciones parecidas en el mundo de la empresa, algunas por absurdas e irrelevantes llegan a ser graciosas, otras parecen absurdas e irrelevantes pero sus consecuencias son graves y otras parecen y son graves.

Las graciosas las dejamos para el Club de la Comedia.

Entre las absurdas, pero con consecuencias, me gustaría comentar, las encuestas de satisfacción de clientes. En varios sectores se hacen homogéneas para competir en un “ranking”. La banca es un ejemplo y puntúan del 0 al 10, pero hay más, en automoción también se hace. El objetivo teórico de una encuesta de satisfacción es saber en qué fallamos para mejorar. El real es que tengo que estar el primero de la lista para salir en prensa y otra cosa importante, que hay gente que no quiere que le digan en qué tiene que mejorar. ¿Cómo consiguen salir los primeros y que no se sepa en que fallan? Haciendo que el empleado que trata con el cliente se vea penalizado en su bonus si no se consigue un 10. No un 7 u 8 que dirías normalmente en un buen servicio, un 10. El 9 ó 10, nuestra mente lo guarda para un servicio que se ha salido por alguna circunstancia de lo normal. La mayoría de las cosas que dirías como cliente que hay que mejorar no dependen del empleado, dependen de departamentos que no ves. La situación se vuelve tan absurda que terminas encontrándote correos que ponen al pie que por favor no te olvides de puntuar con 10 cuando te encuesten. También te llaman para recordártelo. La imagen transmitida al cliente es penosa, justo lo contrario de lo perseguido y todo por querer que nos mientan.


Yo no era muy “fan” de las encuestas a clientes hasta que en una empresa me encontré una bien hecha. El negocio marchaba bastante mal, la información era ingente y a veces parecía contradictoria (lo habitual). El estudio, entre otras cosas, dijo que la calidad percibida por el cliente era igual que la de la competencia o muy similar. Todo empezaba a encajar, nuestros costes de producción eran mayores que la competencia. Las teorías del coste marginal en un caso práctico. Hay un momento en el que aumentar la calidad de un producto un poco más es tan caro que no se ve compensada por lo que el cliente estaría dispuesto a pagar. Esto supuso el rediseño de toda la gama. Querer ver la realidad y adaptarse es un gran esfuerzo y asusta, puede traer grandes cambios como éste.

Los casos que parecen y son graves: Son fundamentalmente no querer ver los directivos, o incluso el consejo, situaciones de vida o muerte de la empresa. Las formas más comunes de huida son las clásicas de psicología, ¿no somos personas dentro y fuera de la empresa? Se pueden aplicar igual que a un caso de maltrato:
  • Negación: No, esto no está pasando, no es tan grave, lo que me cuenta este es una exageración, es un cenizo.
  • Represión: Actuar como si no pasara nada. No me hable de ello. Maquillo las cuentas si hace falta y me lo creo. Engáñame, cuéntame lo bien que vamos, que me lo voy a creer.
  • Proyección: Todo lo que pasa es culpa de la crisis, del mercado, de la competencia, de los proveedores, de los clientes, del pequeño Nicolás  (ya se ha colado otra vez)
  • Racionalización: Caer en justificarnos, escabullir el bulto, creer que con decir “es que…” el problema está resuelto.

Hay situaciones a las que no se quiere llegar, mejor que no hubieran pasado. Ojalá hubiera hecho esto o aquello. Son difíciles de afrontar. El quedarte paralizado, sin asumir la situación y meter la cabeza debajo de la almohada no lo va a evitar, lo va a empeorar. Son momentos para reflexionar, analizar que ha pasado y tomar decisiones. No os mintáis ni pidáis que os mientan

Diego Lias

(1) Os dejo este enlace sobre un cuento corto que leí y me gustó. Habla sobre cómo decir las cosas. http://amg-cuentos.blogspot.com.es/2007/02/forma-de-decir-las-cosas.html


martes, 25 de noviembre de 2014

VERGÜENZA

No paro de escuchar últimamente frases como “esto o aquello es una vergüenza”, “no sé cómo no les da vergüenza”, “es un sinvergüenza” y la verdad es que la vergüenza tiene muchas más implicaciones en nuestras vidas de las que podamos pensar a simple vista, y no me refiero a estas frases, que también nos afectan, sino a la vergüenza en nuestro día a día.

Como no paramos de investigar sobre nuestro cerebro, ya han encontrado donde guardamos nuestra vergüenza (en singular, en plural “nuestras vergüenzas” ya estaban localizadas) Se encuentra en la corteza cingulada pregenual anterior, según se hizo público en la reunión anual de la Academia Americana de Neurología del 2011. Fue en un estudio realizado por la Universidad de California. Ya sabíamos que nos andaba rondando la cabeza desde mucho antes, esto era ya por concretar. “La liberación es no sentirse ya nunca más avergonzado de uno mismo” Nietzsche, por citar a un filósofo antes del estudio y sobre los que antes explicaron qué nos ronda por la cabeza para estar un poco descentrados, Freud dio vueltas al concepto de vergüenza y la movilización de los mecanismos psicológicos de defensa. Por citar a algunos.

Como ya hemos visto que gente “sesuda” se ha preocupado por la vergüenza, parece que no perderemos el tiempo si nos preguntamos ¿Qué es la vergüenza? ¿Cómo afecta a nuestra vida dentro y fuera de la empresa?

Es un arma increíblemente potente de socialización, tanto en sentido positivo como en negativo. Genera un sentimiento desagradable, a veces insoportable, física y psicológicamente, nos hace darnos cuenta de que somos seres finitos y con imperfecciones ante los demás. De una forma positiva nos muestra el camino para superarnos y que seamos mejor aceptados por el grupo. De una forma negativa esa misma toma de conciencia puede alejarnos y escondernos de los demás. De nuevo estamos ante un enfoque de actitud ante la vida, ver oportunidades o ver fracasos.

El ambiente en general marca la pauta, la sociedad, los valores, la familia, la cultura, el cómo interiorizamos todo y lo hacemos nuestro, nos dicta los modelos a seguir y la desviación tanto en lo que somos como en nuestra conducta, genera la vergüenza. Ruborizarnos, desviar la mirada, la sonrisita tonta, son algunos síntomas leves físicos. La vergüenza habla más de tus carencias como persona que sobre lo concreto de algo mal hecho, que sería la culpa, aunque a veces se entremezclan, por eso se distinguen mal. Está aparejado más a sentimientos de inferioridad y de rechazo por no estar a la altura, es sentirse vulnerable, querer desparecer de la mirada de los demás que parecen mirar dentro de ti. Es un sentimiento tan desagradable y fuerte que solo piensas en librarte de él.

Cuando intentamos evitar este sentimiento horrible con un enfoque autodestructivo, caemos en formas tan conocidas y familiares como:
  • La huida: no es sólo la típica escena en la que avergüenzan a alguien y sale corriendo, es el salir corriendo en otra dirección por miedo a que alguien nos avergüence y nos deje mal, por ejemplo es la principal causa de evitar la confrontación, no confías en tus cualidades para defender tu postura y temes quedar en ridículo. Es una excusa para no hablar en público. Es la culpable del miedo al fracaso…
  • Quedarnos bloqueados: Estás en una negociación, sacan un asunto que no esperabas y te avergüenzas, sufres el bloqueo, nada viene a tu mente y quedas como un idiota, luego te viene a la cabeza todo y piensas las frases fantásticas que te habrían dejado fenomenal y te sientes aún más idiota.
  • La caída de la autoestima: Piensas que no eres capaz, que los demás son mejores. Te refugias en el conformismo. Te haces invisible.
  • La ira: Muchas personas que no tienen una buena imagen de sí mismos (se avergüenzan de sus cualidades o forma se ser) vuelcan su frustración en los demás. Es un estereotipo muy definido en la oficina. La mejor defensa el ataque, aunque la mayoría de las veces el ataque inicial ha sido sólo imaginario. Obtenido de su falta de confianza en sus cualidades, de su vergüenza.
  • La crítica y hacer a los demás tan pequeños como yo me veo. Si no puedo ser tan bueno como los demás porque me avergüenza lo que soy, haré que los demás parezcan peores que yo. Echar la culpa a los demás. Madre de la discriminación y el mirar por encima del hombro. Padre de humillar, que es proyectar tus carencias en otra persona haciéndola sentir vergüenza ante los demás. Distraes la atención hacia otro.
  • Disfrazar mi verdadero yo: Como no quiero que descubran mi verdadero yo porque no me veo lo suficientemente bueno, lo disfrazo, finjo ser el que no soy. Es el figurar, el presumir, el vivir en la mentira. Surge la arrogancia.
La falta de vergüenza es también nociva. Es donde nos encontramos situaciones parecidas a las frases del principio. La personificación del egoísmo. No tener en cuenta los límites en donde molesto o daño a los demás, donde les pongo en situaciones que les resultan desagradables. La vergüenza te advierte del ataque a los demás, de actuar en contra de los intereses del grupo.

Cuando intentamos evitar este sentimiento horrible con un enfoque equilibrado, en realidad no lo evitamos, lo que conseguimos es que dure poco. No caemos en espirales autodestructivas como las descritas anteriormente. Analizamos el sentimiento, lo reconducimos y sacamos provecho. Es nuestro “Pepito Grillo” que nos habla cuando nos relacionamos mal con los demás. Es una fuente de motivación para el cambio a mejor. Soy persona, tengo fallos y debo mejorar, esta frase es la más difícil del mundo. Hasta que no la dices conscientemente, no comienzas el cambio y te escudas en las técnicas anteriores, como un borracho que por vergüenza niega que lo sea e imposibilita su cambio. Sé consciente también que los patrones sociales son modelos, no podemos ser iguales. No todos los patrones son buenos o hechos para todas las personas. La otra consciencia que debes tomar es que es imposible gustar a todo el mundo. La actitud debe de ser como cuando te caes, te duele más la vergüenza que tu cuerpo, te levantas riéndote con los demás por el fallo tonto y sigues. Le pondrás remedio para no volverte a caer porque te has hecho daño, pero lo solucionas con humor y sigues. Porque te hagan daño no te cierres al mundo, por caerte no dejas de andar.

La vergüenza y la falta de vergüenza nos aleja de los demás, nos hace estar solos. Sin los demás no somos felices, somos seres sociales.  Mantén el equilibrio, escucha a “Pepito”, mejora, aporta al grupo, a los demás. No sólo conseguirás que todo funcione mejor, serás más feliz.

Diego Lias

lunes, 17 de noviembre de 2014

BIENVENIDO A LA REPÚBLICA INDEPENDIENTE DE MI DEPARTAMENTO


¿Te ha dejado con el “cul… al aire” otro departamento que hace lo que le da la gana? ¿Vives en un departamento en el que tu jefe es el rey y señor sin dar cuantas a nadie? ¿Tienes un compañero que parece que está por encima del bien y del mal? ¿Alguna sociedad del grupo va por libre? Repúblicas Independientes.

Manu era una mano estupenda, llevaba toda la vida colgando del cuerpo de Jorge, lo habían vivido todo juntos. Jorge estaba encantado, hacía multitud de cosas con ella y siempre había hecho su papel. Ya no le prestaba mucha atención porque funcionaba sin tener que pensar. Un día, durante una cena romántica con una chica que a Jorge le gustaba mucho, Manu decidió meter el dedo en la nariz y dejar en mal lugar a Jorge. A Jorge no le gustó pero lo dejo pasar, un fallo lo tiene cualquiera. Un rato después Manu caía sobre la copa y tiraba el vino sobre la blusa de la chica en un movimiento torpe. No contento con esto intentó limpiarla. Ni si quiera se dio cuenta de que hay sitios en los que no puedes ayudar a una chica. Jorge se quedó solo con la comida a medias y la cara roja por dos motivos. Jorge empezó a fijarse en Manu desde ese día y se dio cuenta que en realidad Manu no hacía las cosas tan bien, es más, los dedos estaban hechos un desastre, descuidados, con cortes. Pensaba que la lazada de los zapatos se deshacía porque el cordón no era de buena calidad, pero era porque Manu pensaba que era un trabajo que no era para él, ni de categoría. “Que lo hiciera Palmer (la otra mano)” y hacía el “paripé” para que Jorge no se diera cuenta. Palmer estaba hasta las narices porque esta era otra de otras muchas cosas. De hecho otras partes del cuerpo estaban en la misma situación, pero como sabían que Jorge adoraba a Manu nadie decía nada, tímidamente quizás, pero como Jorge no daba importancia a lo que contaban de Manu, dejaron de comentar. Jorge ya estaba bastante mosqueado pero un día ocurrió lo peor, Manu se metió por entre las puertas del ascensor cuando estaba en movimiento y al cambiar de piso Manu quedó tendido en el suelo en un charco de sangre. Había pensado que no necesitaba al resto del cuerpo y ahora yacía muerto. Jorge se recuperó y aprendió a utilizar una prótesis, no era lo mismo pero le fue bien.

Durante mi vida profesional he visto muchos Manus. En niveles bajos y en niveles altos, hasta en la dirección general de empresas pertenecientes a grupos.

El perfil siempre es el mismo: Egocéntrico. Desconsiderado con su personal, con los de otros departamentos y con la gente de su nivel, pero muy atento y servicial con la persona de la que depende. Verdaderos “encantadores de serpientes” que convencen de cosas inverosímiles, tapando el presente y vendiendo futuro. Suele ser un cuello de botella tanto para la organización como para la información que sale de su República. Los problemas no son culpa suya, ya se encarga el de liberar el peso sobre el entorno, o peor aún, sobre otros, normalmente con comentarios jocosos o mordaces ante el jefe. Ostentan lo que Robbins y Minztberg llaman “poder legítimo” propio del puesto, del que dependen recompensas y poder coercitivo. Además suelen controlar recursos o información de la que dependen otros departamentos sobre los que ejerce su poder, no es por tanto un verdadero líder. Utilizan el engaño, las medias verdades y la ocultación. Lo más importante, no piensa en beneficio global de la organización, piensa en su parcela de poder, cómo aumentarla. Piensan que son los propietarios, pero manejan los bienes ajenos como si dispararan con la pólvora del rey.

El ambiente de trabajo es: Tiránico. Se hace lo que mando yo sin explicaciones. La rotación suele ser alta. Toda la información tiene que pasar por sus manos. El trabajo y la toma de decisiones se ralentizan. Las decisiones en el trabajo no tienen muchas veces sentido si se piensa en términos de empresa, pero sí si se piensa en los objetivos personales. El enfoque suele ser cortoplacista, sin planificación y atropellado. Lo importante son los objetivos personales, no los de la organización. El acoso puede aparecer en algunos casos, las personas molestas sobran, unas personas abandonan por este motivo y otras por la falta de proyección o el ambiente laboral.

El mantenimiento de la situación se basa en dos motivos fundamentales: la confianza y el aparente cumplimiento de los objetivos. La confianza en ellos, lleva que sus superiores no ejerzan el control suficiente, le dejan trabajar por libre y exigen pocas explicaciones; en definitiva buena parte de la culpa la tienen sus superiores que en algunos casos llega incluso a la permisividad de situaciones conocidas tóxicas “es un perro con su gente pero los exprime al máximo”, “bueno, roba un poco, pero mira qué resultados”. Efectivamente, cumple con los objetivos, normalmente con los que le han marcado como prioritarios y cortoplacistas, los cumple a costa de lo que sea. Ese “lo que sea” es lo que terminan siendo auténticos problemas a medio y largo plazo que no dudará en achacar a factores externos o personas del entorno.

¿Cuándo termina la presidencia de la República? Desde mi experiencia, cuando revienta todo. Cuando Manu mete la pata o en este caso la manu en la rendija del ascensor. Se descontrola la situación. Los avisos no suelen ser escuchados. Es triste pero suele ser lo normal.

¿Está todo perdido? ¿Qué hacer? Desde luego que no está todo perdido y sí se pueden hacer cosas. Como digo siempre, lo principal, la prevención. “Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el poder detenga al poder” Montesquieu. Es responsabilidad del que esté por encima. Si tienes personal a tu cargo, estate atento al clima laboral, es un buen indicador, utiliza al departamento de RRHH o subcontrata estudios bien diseñados con una cierta periodicidad. Mide todos los objetivos y vigila las causas de incumplimiento. Vigila el cumplimiento de los procesos y de la normas éticas de forma seria y no para cubrir el expediente. Utiliza personal independiente o externo para controlar estos procesos. Escucha lo que te cuentan, pero contrastando y depurando la información. Si estas a cargo de alguien que es el Presidente de una República las opciones son limitadas: aprovechar encuestas de clima laboral, auditorías, etc; irte; esperar a que cometa el error y lo destronen. “El poder nunca es estable cuando es ilimitado” Tácito.

El poder es una confianza que otros han depositado en ti para administrar sus recursos, por tanto un deber de gestión con la diligencia de un buen padre de familia. Es administrar con las obligaciones de un propietario, no como si fueras el dueño y señor de haciendas y vidas. Sed diligentes, considerados, optimizad los recursos de la empresa, la empresa es una, no varias enfrentadas. Los trineos son ingobernables si cada perro tira en distintas direcciones. “Cualquier poder que no se basa en la unión, es débil” Jean de la Fontaine. Evitad las repúblicas independientes.


Diego Lias

lunes, 10 de noviembre de 2014

HONOR


La opulencia previa a la crisis vino marcada por una falta total de valores y de enriquecimiento personal a cualquier precio, a costa de quien fuera. Lo que vino después, la crisis, fue peor. Ha sido una guerra real, y las guerras sacan lo peor del hombre, incluso peor que lo que hubo antes. La supervivencia, el miedo, la codicia, han causado y alimentado la guerra. Los muertos, millones de parados en todo el mundo, infinidad de empresas destruidas. El campo de batalla el mundo entero, implicando a los políticos como en cualquier guerra, pero sin tener muertos entre sus filas, también como en cualquier guerra (siempre hay una excepción, cayó el Estado Mayor de Islandia). En las trincheras todos los trabajadores y empresarios. Hemos vivido una guerra sin cuartel, sucia como todas, que ha hecho cierta la frase Plauto de “El hombre es un lobo para el hombre”. Empresas contra empresas, hombres contra hombres, compañeros contra compañeros, supervivencia a toda costa. El que vuelve de una guerra, vuelve transformado. Todos hemos estado y no volveremos a ser los mismos. Si la época previa, ya se había llevado el honor, la crisis consiguió que nos olvidáramos por completo de él, y es que por más que lo digan a veces, en las guerras no hay honor. Puede haber hombres de honor que participen, pero no hay honor.

En una reunión acalorada, durante esta crisis, acusé a la otra parte de no ser “hombres de honor”. La reacción fue de sorpresa, les dejó descolocados. Lo curioso es que después de la reunión, me enteré de que la frase había sorprendido también a los de mi empresa. Y es que el honor se vincula a las películas de duelos, código trasnochado y sin aplicación en nuestros días. Como he dicho antes, ha desparecido,… hasta de nuestro vocabulario.

Sin embargo ha estado presente en todas las grandes culturas y religiones, en la pintura, la música, la literatura. No ha sido exclusivo de nobles como se nos ha hecho pensar, es patrimonio del alma y todos tenemos una.

En la cultura griega, ningún ser humano puede llegar a ser feliz, si no adquiere honor. El honor se adquiere por medio de la virtud, una conducta intachable ante los deberes. Roma heredó el concepto y lo hizo propio. Los Germanos, que ya tenían un código de honor, incorporaron el Romano y llegó a la edad media con el Código de Caballería como máximo exponente. Se mezcló con la religión al tener valores comunes. En la cultura India Rama dice “No consentiré, ni al precio de un reino, volver la espalda al honor, máximo bien de todos. La vida es corta, y nada quiero de esta tierra miserable, salvo el deber”. Un proverbio judío reza: “No es el puesto que una persona ocupa lo que le da honor, sino que es la persona quien honra el puesto que ocupa”. El Islam predica: “Se alcanza el honor y el verdadero orgullo a través de la perfección espiritual y adornándose de virtudes morales y espirituales”. Las culturas amerindias también tenían sus códigos de honor, aunque ha llegado poco escrito hasta nosotros. Las enseñanzas sobre el honor del Budismo, Zen, Confucio y Sintoísmo se funden en Japón en el Código del Bushido. Wan Yang Ming filósofo chino y uno de los inspiradores del Bushido dijo que el criterio básico en la vida era: “Hablar y hacer son lo mismo”. Muy parecida a la frase de Gandhi “La felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace está en armonía” que conectada con los principios griegos de conducta intachable, o el Código de Caballería o… El concepto de honor es universal y sus principios básicos lógicamente coincidentes.

Tomaremos el Código de Caballeria y el Bushido como ejemplos de la cultura occidental y la oriental:
  • Valor - Yu: No es arrogancia, es la fuerza de hacer lo correcto. Es actuar cuando la masa se esconde pero no con un heroísmo estúpido, sino que respeta al oponente, al que hay que tratar de forma fuerte pero inteligente.
  • Justicia - Gi: Busca la verdad sobre todo y la honradez en los tratos. Lo justo por encima de la ganancia sobre el otro, lo justo por encima de uno mismo o el poder.
  • Generosidad y Humildad – Jin: Como forma de evitar la avaricia y la gula. Ser capaz de reconocer que los grandes hechos se basan en el esfuerzo de muchos y no en el propio, reconociéndose uno mismo como parte de un todo. No apropiarse del éxito de los demás, reconocer el éxito de los otros y premiar el esfuerzo de la gente a tu mando. El poder está para servir a los demás. Ser generoso también en el sentido de misericordioso ante un enemigo que ha demostrado honor. Nunca demostrar crueldad
  • Lealtad y Defensa – Chuugi: Sobre todo a los ideales, que están por encima de todo, incluso de reyes. Protección de a quien sirves, de los que están a tu mando y todo aquel que se encuentre desprotegido frente a cualquier abuso. La defensa de la verdad, pero mitigada con la clemencia, a veces la verdad absoluta produce dolor al inocente Eres responsable de tus hechos y de tus palabras, de aquellas personas que dependen de ti. La palabra es ley.
  • Nobleza y Templanza – Meiyo, Makoto y Rey: Cortesía, honradez, ser moderado, en la ira, en el carácter, en las riquezas (no el no tener riquezas sino el no malgastarlas), en definitiva el no mantener una dependencia clara de nada. Formación y desarrollo de las cualidades mediante el esfuerzo. Un ejemplo a seguir. El juez es uno mismo, el más exigente. El no cumplir con lo que se dice y el código, lleva a la vergüenza insoportable.
  • Fe – Reencarnación: da raíces y esperanza en su lucha contra el mal.

El poder siempre ha utilizado a los hombres de honor en su propio beneficio, también ha sido culpa de los hombres de honor que han interpretado el código de forma “gloriosa”, se ha llevado al absurdo y les ha dejado desprotegidos. Hay que ser listo y saber cómo se practica cada uno de los puntos. El ser generoso por ejemplo, no es perdonar a un enemigo despiadado y sin honor dejándolo a tu espalda, probablemente te mate. Alejandro Magno perdonó al rey Poros, al que venció en la India. Le nombró sátrapa de su propio reino, porque vio honor y nobleza en el. Poros fue un buen y leal sátrapa de Alejandro desde ese momento.


Ser un hombre de honor no es fácil. Requiere ser fiel a los ideales, ser valiente, esforzado, volcado en los demás, fuerte, duro y generoso al mismo tiempo… pero además es complicado porque constantemente debe evaluarte y evaluar tus actos de forma inteligente, pensando en las consecuencias, no dañando a los inocentes ni siendo un estúpido haciéndose matar en un duelo sin sentido. La estupidez ha hecho que un falso sentido del honor terminara con el verdadero honor. Los propios caballeros y samuráis permitieron su muerte y la palabra ha quedado desterrada. El pueblo llano también tuvo hombres y mujeres de honor, su palabra era ley y sus actos ejemplo, la vergüenza de un mal acto era también insoportable. Pero todos nos hemos olvidado. O ¿sólo lo parece? Sigue habiendo personas mezcla de Quijote y Sancho con ganas de salir a recorrer los caminos.

Si no vuelven los valores del Honor, ¿En quién podremos confiar? ¿Quién protegerá a los débiles e indefensos? ¿Quién luchará por la justicia? ¿Viviremos entre Lobos? ¿Qué pasará cuando seamos débiles? ¿No viene todo lo que está pasando de esta pérdida de valores? No miréis para otro lado, revisad vuestros propios actos. ¿Os habéis aprovechado de los demás? Por ejercer vuestra fuerza ¿habéis obligado a un trato injusto? ¿Habéis sido testigos de injusticias o actos deshonrosos y habéis sido masa escondida? ¿Habéis dejado desprotegidos a las personas a vuestro cargo por miedo? ¿Habéis sido desleales? ¿Habéis faltado a vuestra palabra? ¿Habéis educado en valores? ¿Qué estamos enseñando a nuestros hijos?... No es fácil ¿verdad? pero ¿No creéis que merece la pena intentarlo cada día? Ya somos responsables del mundo en que vivimos. ¿Queréis que siga así? Nosotros somos los encargados de devolver estos valores. Si no lo intentamos, seguiremos siendo responsables de todo lo malo, un mundo en guerra sin cuartel.  Sed hombres y mujeres de honor.


Diego Lias

miércoles, 5 de noviembre de 2014

CREATIVIDAD


Madoff, Bach, Parmalat, Goya, Pescanova, Cervantes… ¿Qué tienen en común?... CREATIVIDAD. Poderosa cualidad que nos hace capaces de las mayores creaciones y más bellos logros, pero también de las mayores bajezas y de causar destrucción.

Pero si creatividad significa “facultad de crear” ¿Cómo puede causar destrucción? Porque somos capaces de crear cosas y conceptos para hacer el mal, para destruir. Hay verdaderos creativos de sistemas de extermino o tortura, que terminan con la vida y la cordura; creadores de ideas que terminan con la paz entre las personas; creadores de estafas que terminan con el dinero y las ilusiones de la gente; creadores de situaciones y ambientes que terminan con la convivencia y la generación de buenas ideas… Es la paradoja de la creatividad, crear para destruir, la imaginación al servicio del mal. ¡Cuánto talento mal utilizado!

Somos tan creativos que hasta nuestro cuerpo, sin  darnos cuenta y cuando se ve atacado, crea sus propias defensas, los anticuerpos. En este caso, una destrucción con una buena motivación. No es lo mismo que los anteriores casos de creativos/destructivos, estaban motivados por su interés personal. Me quito de en medio a los que molestan, busco enfrentar a la gente para beneficiarme yo, robo e incluso lo disfrazo con excusas (Estafas Piramidales, Contabilidad Creativa,… bonitos nombres para lo de siempre), enturbio la convivencia para que se marchen los que no me gustan o para que presten atención a otras cosas y no a lo que hago yo…. No buscan el bien común como el caso de los anticuerpos que llegan a morir por evitar el daño a otras células.

Pero cuando nuestra imaginación vuela a lo más alto, el mundo se llena de música, literatura, pintura, cine, arquitectura, medicina, ingeniería… Tenemos grandes ejemplos, grandes genios que han creado cosas irrepetibles, teorías sobre las que construimos nuevas cosas y nuevas teorías. Unas veces llenan el espíritu, otras llenan el estómago, otras crean utilidades. El mundo empresarial también tiene sus genios creativos, sus frutos, Microsoft, Apple, Zara…

La Empresa vive de la creatividad. Productos nuevos y mejores, diseños, publicidad, procesos para reducir costes, nueva maquinaria para producir, servicios más eficientes y a menor coste, diferenciación, posicionamiento, estrategias, tácticas… todo requiere de creatividad, el que repite, el que no cambia, el que no se adapta… muere. La creatividad es un mecanismo de supervivencia del cerebro, de adaptación al medio, de superación de los obstáculos, utilizando los medios y conectándolos entre sí para obtener la solución que te salve. Hay cada vez más estudios neurocientíficos en busca de su origen, somos capaces de medir la actividad cerebral ante hechos concretos. De todo lo visto, me quedo con los estudios de la Universidad de Dartmouth (Dpto. de Ciencias Psicológicas y Cerebrales) Su conclusión es que la imaginación proviene de una multitud de áreas cerebrales que manipulan ideas, imágenes y símbolos de manera colectiva. De la capacidad de combinar las representaciones mentales surgen las nuevas creaciones. Utilizamos todo lo que tenemos accesible para crear. Mirad a McGiver, con una navajita y cuatro desechos, lo que era capaz de hacer. ¡Esto es utilizar lo que se tiene y ahorrar recursos! Estamos tardando para ficharle en la empresa.

¿Qué tenemos accesible? En realidad todo lo que hemos vivido. Utilizamos desde nuestro conocimiento hasta nuestras sensaciones y sentimientos, pasando por nuestra moral (que determina el “en que empleamos la creatividad”). He oído en muchos sitios que ya no hay que estudiar ni aprender, que todo está en la red. Si no sabes que existe, ¿Qué vas a buscar? De la misma manera, cuanto más conocimiento tengas, cuantas más experiencias y emociones hayas vivido, tendrás más recursos para ser creativo. Los genios provienen de otras tendencias, escuelas, ven la oportunidad de combinar y mejorar, es entonces cuando crean algo nuevo. Siempre hay una base. Llegados a este punto nos encontramos con un problema, los patrones mentales. Como los patrones de costura, creados para ir más deprisa. Talla 36, corta por aquí. Tal problema, haz esto. Son muy útiles para los problemas diarios, actuamos con rapidez, pero nuestra mente tiende a encasillar las situaciones, darles el patrón correspondiente y nos molestan para crear. Los patrones son bloques estancos, la creatividad se desarrolla con las conexiones de todo con todo. El fomentar las conexiones se puede aprender y potenciar por estímulos y técnicas. Muchos genios reconocen que para pintar, escribir, etc, necesitan una hora, un ritual, una actitud mental para que venga la “musa”. En realidad es un momento o una predisposición para eliminar los bloqueos de patrones mentales. Hace muchos años se desarrollaron técnicas creativas y de resolución de problemas como el “brainstorming” de Orborne, TRIZ de Altshuller y otras más actuales como “Los Seis Sombreros” y “El Pensamiento Lateral” de Bono. En mi opinión, son de ayuda, pero no hacen genios.

Creo que cada vez que soñamos despiertos e imaginamos, somos creativos. Hay una frase que lo resume “Deja volar tu imaginación”. ¿Cuándo imaginamos o soñamos? Cuando accedes a tu mundo interior. Nadie te pone trabas al pensamiento, eres libre y lo disfrutas, saltas de una cosa a otra. No hay límites. Creamos mundos de la nada sin esfuerzo, situaciones deseadas, situaciones de terror cuando topamos con nuestros miedos… Todos somos creativos, la mayoría no somos genios pero nuestras genialidades hacen que avancemos todos juntos. He visto genialidades a diario en las empresas. Desde uno de mantenimiento utilizando un toro y un palet para quitar la nieve de la entrada, al desarrollo de un producto. Todo suma y todo ayuda. Para conseguir estas genialidades que sumadas hacen nuestra empresa genial, debemos fomentar un clima, una predisposición que rompa los patrones mentales. Cuando no se ponen límites al pensamiento y eliminas el miedo, lo desarrollamos, cuando disfrutas dónde estás y lo que haces, cuando aumentas los conocimientos mediante la formación, cuando fomentas otras formas de mirar, cuando concilias la vida laboral y aportas otro tipo de enriquecimiento, cuando fomentas la reflexión, cuando muestras la belleza de las cosas bien hechas, cuando enseñas al que comete errores sobre sus propios errores, cuando abres nuevas formas de trabajo y rompes la rutina, cuando el error es un aprendizaje y no una forma de que no te vuelvas a levantar, cuando las preguntas y el ansia de saber son bien recibidas, cuando enseñáis que sin un trabajo duro no viene la inspiración, cuando aprendemos de los demás, cuando se arriesga, cuando mostramos los problemas como una oportunidad para demostrar de lo que somos capaces, cuando se premia la pasión, cuando fomentamos el empatizar y tener otro punto de vista, cuando se te olvida el tiempo porque disfrutas, cuando nos sentimos orgullosos de lo que hemos creado,…

Es maravilloso tener mil ideas y encima geniales. Si no lo pones en un papel, si no lo pintas, si no lo llevas a la práctica, son polvo en el viento. Llevar a la práctica las ideas requiere planificación, búsqueda de recursos, conseguir transmitir tu visión a otros, convencer, mucha fuerza de voluntad, trabajo, persistencia... Si pensáis que es difícil ser creativo, os queda por averiguar lo duro que es que se convierta en realidad.

La creatividad en la empresa, igual que en el cerebro, depende de todo, de mil detalles y de ninguno en concreto. Como la vida, está hecha de pequeñas cosas que hacen un conjunto, conforman la expresión de uno mismo. Fomentad el ambiente creativo. Abrid vuestras mentes. Tened momentos de reflexión y de ensoñación, dejad el móvil, dejad volar la imaginación todos los días. No aspiréis a ser tan creativos como un genio, haced pequeñas genialidades creativas cada día, un día descubriréis que sois un genio.


Diego Lias

martes, 28 de octubre de 2014

ENVIDIA


¡Si es que nooo aprendeeemos! Tan tranquilos que estábamos en el Paraíso y se nos tuvo que ocurrir ser como Dios. Primer intento de mover a alguien de su silla utilizando medios ilícitos y no por méritos propios. Como suele ocurrir, el problema es que no teníamos méritos propios como para poder llegar a la altura y recurrimos a los ilícitos. La cosa no fue bien y perdimos el Paraíso. Siguiente generación, que debería haber aprendido después de lo que les pasó a sus padres: Caín y Abel. Que si Dios quiere más a Abel…, que mira que ofrendas tan chulas hace…, que si… Vente, vente conmigo, Abel que te voy a contar una cosita. Rival fuera, y éste en serio, porque se lo carga. El Rey David también se cargó al marido de Betsabé para tenerla sin problemas ¿es que no tenía bastante con lo que ya tenía siendo Rey? Envidia, diosa romana, hace enamorarse a Narciso de sí mismo al verse reflejado en el lago. Como es inalcanzable su amor, muere ahogado en las aguas. ¿Quién le dijo a Envidia que le jugara la mala pasada a Narciso? Otro envidioso (esta es historia de envidia al cuadrado). Para envidia a la enésima os recomiendo Otelo. Con estos comienzos la verdad es que no nos ha ido mejor después. Menuda la que se armó en Francia con la Revolución. Hay teorías, como la de Tocqueville, que sostiene que antes se venía de una situación mucho peor, debería haber estallado antes. La burguesía floreciente podía llegar a tener más dinero que los nobles, pero no los títulos. Estos se conseguían sólo por cuna. Exaltaron al pueblo para bajar a los nobles del asiento y quedarse ellos después. Y sí, se quedaron después con el poder, cambio de unos por otros, no sin un auténtico baño de sangre en el que no sólo rodaron cabezas de nobles. Poder durante algún tiempo, para perderlo después, y así patada tras patada para ir sentándose unos, otros y aquellos en el ansiado asiento. Pintura, música, literatura, nada se escapa al tema. Esta lacra nos ha acompañado hasta nuestros días. Su nombre es ENVIDIA.

Ahora que nos interesamos por ver si nuestros defectos son culpa de cómo tenemos el cerebro (algunos les adelanto que lo tenemos echado a perder desde hace tiempo) parece ser que hay varias teorías que nos dicen que es innato y asunto de supervivencia: Mathias Pessiglione sostiene que comparamos para aprender a sobrevivir y evaluar si lo del otro es mejor que lo mío. Alfred Adler nos viene a decir, entre otras cosas, que es lo que nos hace progresar. Antoni Cabrales sostiene que los recursos son escasos, el que tiene más que el otro prevalece y por tanto codiciamos lo del otro si tiene más. ¡Menos mal! Defecto de fábrica. A mí que no me miren que es que me han hecho así. Pues no. La mala noticia es que no podemos echar sólo la culpa al cerebro, porque tenemos voluntad como sostienen los mismos autores. La buena es que no sólo somos capaces de aprender a controlar la envidia sino que además podemos enseñar a admirar y ser ejemplo.


La envidia es terrible… y además, horrible. Es un pecado capital porque es el origen de otros males. Se alimenta de odio y produce más odio, ira y frustración. Busca el mal del otro, su fracaso, en vez de la superación. Que no os engañen, ni si quiera Adler, no hay envidia buena ni sana. El antagónico de la envidia es la admiración. La admiración es una expresión de amor y ejemplo. Nos hace intentar ser como, parecernos a, porque es un modelo. Nos esforzaremos y potenciaremos nuestras cualidades para intentar acercarnos a ser así. La admiración por sus referentes, hace que un niño progrese, crezca, imite, aprenda, ame. Si al que admira, le muestra un patrón de envidia, aprenderá, pero dejará de admirarle y es posible que le clave un puñal en la espalda.

La empresa es un ser social. Se comporta bajo las premisas de un grupo social que no deja de ser las voluntades de un conjunto de personas dirigidas y con un fin. Prácticamente como una persona. Bueno, a veces las personas no tienen ni dirección, ni fin, pero las empresas tampoco. Esta es otra cuestión. Los “zombies” lo dejamos para otra ocasión. La empresa como ser social también pude admirar o envidiar. El objeto de estos deseos es “La Competencia”. Las estrategias de querer ser como el primero, cueste lo que cueste, a cualquier precio, intentando robar ideas o con otras malas prácticas, pueden llevarte al desastre. Si por una remota posibilidad las malas artes te llevaran a ser el primero ¿A quién robarás después? ¿Cómo te mantendrás? Vendrá otro con ideas y te quitará por méritos propios. Analizando a la competencia puede darse el caso de que nos demos cuenta de no tener las cualidades suficientes para superarlos (más puntos de venta, más presupuesto, más contactos). El empecinarnos en ser como ellos, seguir sus estrategias, puede llevarnos a la ruina. Sobre todo si nos embarcamos en proyectos sin medir nuestras fuerzas, cegados por la envidia. Copiar las buenas prácticas de los demás no es malo, es admirar lo que hacen e intentar hacerlo tan bien o mejor que ellos. Debes ser creativo y dar tu toque personal para que funcionen en tu casa. Si admiras y respetas a tu competencia, la analizas y buscas las cualidades propias que te diferencian de ella, es posible que potenciándolas, atraigas en un futuro a más clientes o que encuentres tu nicho. Al igual que las personas, un enfoque positivo supone la superación y uno negativo la pérdida del alma y la destrucción.

Todos hemos oído expresiones sobre ambientes en empresas como “es la jungla”, “los cuchillos vuelan”. Muchas de estas situaciones son provocadas por la envidia. En concreto sobre el reconocimiento. Como Caín, el éxito de otra persona se vuelve insoportable. Comienza el ataque y el intento de destrucción. Fundamentalmente es un atentado contra el honor de la persona en cualquier ámbito, incluyendo mentiras y chismorreos. Todo se lleva a escondidas, el envidioso no quiere ser descubierto porque todos sabemos, que en el fondo, es el reconocimiento de una falta de capacidades. El principal culpable es el envidioso y es el que tiene que cambiar su actitud. El jefe debe estar atento al primer signo y reconducir la situación, el paso del tiempo las hace intratables.

Incentivar al personal también debe hacerse con justicia, basándose en hechos objetivos, en la medida de lo posible, para no provocar estos ambientes. El favoritismo injustificado desincentiva al resto del personal, facilita que surja la envidia. Todos conocemos casos de inútiles que medran utilizando politiqueo y cosas similares. El hacer que todos seamos iguales para eliminar la envidia, considero que es un gran error. El igualitarismo es un freno para las empresas, desincentiva también al personal. El esfuerzo personal debe reconocerse. Tenemos dos mecánicos, misma categoría y mismo trabajo, ambos fichan 8 horas. “A” consigue ser más “productivo” que “B”. Factura más horas y además no ha tenido que repetir ningún trabajo, ha sido “eficiente”. ¿Qué pasa si les pago lo mismo? “A” dirá: “¿Para qué me esfuerzo? y terminará haciendo lo mismo que “B”. “B”, a pesar de la evidencia, puede que sea un envidioso e intente jorobar a “A”. También es posible que no todo el mundo pueda ser “A”, porque es un “Crack”. No puedes exigir a “B” que sea como “A”, pero tienes que hacerle entender que “A” desarrolla más y mejor trabajo. Si no lo ve y sigue perjudicando el ambiente, tienes una manzana podrida, sácala del cesto. Los sistemas de incentivos pueden llegar a ser muy complicados.

La envidia es imposible erradicarla del todo, pero es nuestra obligación minimizarla hasta el punto que no afecte a nuestro ambiente. Conseguir un buen clima laboral depende de los incentivos pero también del trato y la educación. Hay muchas formas de incentivar y no todas están en los planes de incentivos. Cada uno de nosotros somos responsables. La envidia nos hace infelices, insaciables, incapaces de apreciar lo que tenemos y disfrutar de ello, crea ansiedad, nos quita el sueño, trastorna el apetito, genera alteraciones neuróticas y funcionales… ¿De verdad queremos vernos hundidos en esta miseria día tras día?  ¿No merece más la pena admirar y esforzarnos? Tú eres el principal perjudicado.


Diego Lias

miércoles, 22 de octubre de 2014

CÓDIGO DE SILENCIO


Enron, Bankia, Gowex, Afinsa, España, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Islandia… De grandes empresas a pequeñas. De países de “primera línea” a países “en desarrollo”. ¿Qué pasa con la gestión y las auditorías? ¿Cómo es posible que no se descubran antes los casos de corrupción, malas prácticas o mala gestión? ¿Cómo se llega a hacer la enorme bola en la que se convierten? Con la nueva normativa penal ¿Cómo pueden los administradores protegerse de que se desarrollen estas prácticas sin su conocimiento?

Empecé a trabajar con la anterior crisis de los 80. De verdad me sorprende escuchar lo escandalizada que está la gente de todo lo que está saliendo en prensa. No hablo de política, hablo del mundo de la empresa. He visto desde pequeños robos a grandes robos, de gente en la base a gente en la cúspide. Malas prácticas, interesadas y en contra de los accionistas. Cosas mal hechas pero que arriba no se querían saber. Cosas mal hechas pero que arriba no se tenían que enterar. Huidas hacia delante que hacía que todo terminara peor que si se hubiera asumido los errores al principio. No continúo. El que no ha visto nada, a todos los niveles, no ha estado en el mundo. No hace tanto, las personas honradas y que decían las cosas eran tildadas de tontas y molestas. No pensemos que las cosas han cambiado. Ahora hay que parecer bueno, ha llegado el puritanismo. Una capa de hipocresía para ocultar la verdad. Vamos a hacer normas para evitar que todo esto vuelva a pasar. Enron 2001, salen las SOX en 2002. Si pasa algo luego… “¡Eh! Yo puse la norma, luego no la han querido aplicar”. Creo que desde el 2001 hemos seguido teniendo escándalos.

Las malas prácticas no pueden llegar lejos si no se tiene colaboradores. El mayor colaborador, EL CÓDIGO DE SILENCIO. “La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio” Cicerón.  Muy pocos han sido los que se han atrevido a decir lo que estaba bien y lo que está mal. Claro, ¡como que podías decir algo!, te jugabas el tipo. Verdaderos códigos de silencio, como en las películas policiacas, en los que el que se salía, era castigado. Como mucho, podías ser el “poli” marginado que no aceptaba sobornos. ¿Cobardes? Es fácil decirlo, fulano o mengano deberían haber dicho “no”. Es cierto, deberían haber dicho “no” como Gary Cooper en “Sólo ante el peligro”. ¿Nos hemos asegurado de evitar este clima, poner medidas para controlar que no pasara, hacer que funcionaran de verdad? No todo el mundo es fuerte como Gary Cooper y hay que protegerles.  Somos culpables, aunque hayamos dicho “no”, si no hemos hecho nada para evitar lo que pasaba a nuestro alrededor. Entonces… ¿Quién y cómo debemos fomentar un clima sin malas prácticas?
  • Todos somos los responsables. Cuanto más arriba, más responsable, porque tu poder de actuación es mayor.
  • La selección del personal y su evaluación es una de las claves. Muchos accionistas no son conscientes de la importancia que tienen los valores y la actitud de las personas seleccionadas en la protección de sus intereses. En general nos preocupamos más de la aptitud. Las evaluaciones posteriores son importantes. Hay gente con dos caras, una para mirar para arriba y otra para mirar para abajo. Funcionan por intereses personales. Una buena persona no genera ni consiente malas prácticas.
  • Fomentar la comunicación real en la empresa. El personal en general debe saber porqué se hacen las cosas, ser capaz de pensar, permitírsele hacer preguntas y aportar ideas. Si no se tienen en cuenta, deben explicarse los motivos, para que aprenda y mejore su pensamiento… Generará un clima en el que las malas prácticas tienen un terreno difícil para arraigar al basarse en códigos de silencio. Necesitan el oscurantismo.
  • Procedimientos, controles, métodos de supervisión. Deben ser diseñados para el objetivo que se persigue. Será apoyado su control y funcionamiento por todos los niveles. Los propios accionistas son los que deben exigir el diseño específico de los sistemas. Las normativas generales como las SOX están bien si se implementa y se adaptan para ejercer un control real. Personal externo especializado deberá evaluar el diseño de los procesos, si los accionistas y administradores no se sienten capacitados, y evaluarán su cumplimiento. No deben realizarse para “cubrir el expediente” son para asegurarse de que las cosas se hacen bien y según lo consensuado como correcto. Es bueno que, al menos una vez al año, no sólo veamos cómo se trabaja, sino que se planteen mejoras sobre lo ya implantado. Tomar consciencia de su importancia en todos los niveles, es crucial.
  • El premio y el castigo. Valorad a la gente buena delante de todos. Conseguiréis que estén a gusto con vosotros y será ejemplo de recompensa  para los demás. El castigo, en casos graves o menores reiterados, también es ejemplo. Tiene efecto disuasorio sobre los que pensaran hacer algo mal. La ley tiene a la policía y los jueces para proteger a los justos.

Si queremos cambiar las cosas, dejemos de criticar y decir “se debería hacer…” Pongámonos manos a la obra cada uno en nuestro entorno. Romped los códigos de silencio. Exponed con cabeza vuestras ideas. Siempre en positivo, ofreciéndoos para trabajar y saliendo en ayuda de quien intenta mejorar. Dad ejemplo… No os paréis en la empresa. El acoso, los malos tratos, el aislamiento social… son caras de la misma moneda. “No me preocupan los gritos de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los de sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos” Martin Luther King

Diego Lias